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La política exterior de México ha sido una política de Estado, apoyada por los mexicanos, basada en principios e implementada con estrategias bien definidas. La visita de Donald Trump a México fue un costoso error para la política exterior. No hubo, ni mucho menos, una estrategia bien definida para los intereses de México, lo que hubo fue una ocurrencia malograda. El primer error fue el anuncio de que el Presidente de México había invitado a los dos candidatos que contienden por la Presidencia en Estados Unidos. En una situación como la actual lo que correspondía era esperar a la elección para que nuestro Presidente se reuniera con el presidente electo de EU.
Donald Trump aprovechó la invitación en el momento en que consideró conveniente, de un día para otro definió la fecha y puso a la Presidencia en aprietos. Según se ha publicado, la sorpresiva visita se realizó con la opinión en contra de la secretaria de Relaciones Exteriores. Según varias versiones, se impuso el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, interesado en tender puentes por si ganara el republicano, de acuerdo con el Presidente.
Tampoco hubo tiempo para una estrategia de comunicación por parte de México. ¿Se pensó siquiera en la reacción de los mexicanos aquí y en Estados Unidos? ¿Se consideraron los beneficios y los perjuicios que la visita ocasionaría a México y al Presidente? ¿Por qué se optó por recibirlo en Los Pinos, la casa y oficina del Presidente? ¿Por qué se colocó en pódiums iguales al Presidente de México y a un candidato a la Presidencia en Estados Unidos, por cierto el que más ha insultado a nuestro país en la historia? ¿Por qué se le trató como si fuera Jefe de Estado? ¿Se consideró cuáles serían sus intenciones y qué era lo que Trump buscaba ganar? ¿No se le pidió a Trump se disculpara por su política hacia México y los mexicanos antes de recibirlo? ¿Se consideró que esto podría ser interpretado como una intromisión en las elecciones en EU? ¿Se tomó en cuenta la reacción de la candidata del Partido Demócrata y del Presidente Barack Obama?
El rechazo y las críticas en contra de la visita de Trump en redes y a través de opiniones de políticos, empresarios, periodistas, académicos, estudiantes, partidos, fracciones parlamentarias… fue inmediata. Se recibía a una persona non grata, que ha insultado a México y que no se disculpó antes ni durante la visita; el candidato republicano iba a la baja y necesitaba relanzar su campaña. En México los Pinos serviría para el relanzamiento de una campaña racista y xenófoba contra los mexicanos. El Presidente Peña Nieto le dijo que México no pagaría ningún muro, en México Trump afirmó que el tema del muro se había tratado; pero en Arizona agregó que México lo iba a pagar, aunque todavía no sabía.
Es un asunto delicado intervenir en la política electoral de EU, lo que reiteradamente se había afirmado que no haría el gobierno de México. Las cosas salieron mal para el país, para el Presidente y para los mexicanos aquí y en Estados Unidos. Primero porque desde Los Pinos, Trump relanzó su campaña electoral. De México voló a Phoenix donde tuvo un evento electoral en cuyo centro estuvo la deportación de 11 millones de indocumentados, la mayoría mexicanos. ¿No se previó acá, que en Arizona relanzaría su política racista y xenófoba principalmente contra los mexicanos?
Al día siguiente, el equipo de Trump reunido en su torre, tuvo discrepancias. En el consejo asesor hispano, creado hace dos semanas, por lo menos cuatro de sus integrantes afirmaron que no votarán por el candidato republicano. Pero para sus principales asesores la visita a México y la dura posición anunciada en Arizona contra la migración, harán ganar a Trump la elección. El Washington Post publicó el viernes un inusual editorial: “Donald Trump es una amenaza única para la democracia americana”.
Periodista y analista internacional