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Una necesidad manifiesta de las autoridades educativas y de la sociedad en general es conocer en qué medida el país prepara a los estudiantes para afrontar los retos de la sociedad actual. El Programa para la Evaluación de Estudiantes Internacionales (PISA, por sus siglas en inglés) es uno de los proyectos de evaluación de largo aliento que ayuda a monitorear los conocimientos y habilidades que adquieren los estudiantes en diversos países o economías del mundo. PISA evalúa de manera sistemática, cada tres años, las competencias de estudiantes de 15 años que cursan al menos el primer grado de secundaria, en tres dominios: Matemáticas, Lectura y Ciencias. En 2015, además evaluó las habilidades de los alumnos para solucionar problemas de forma colaborativa. Por primera vez en este año todas las evaluaciones se administraron a través de medios computacionales, aunque hubo países que optaron todavía por la modalidad impresa.
PISA es un estudio de evaluación riguroso, estandarizado y con elevados controles de calidad, características que aseguran la validez y confiabilidad de sus resultados. Con esta evaluación se busca identificar fortalezas y debilidades de los sistemas educativo, así como detectar factores asociados al desempeño educativo de los países. En la edición de PISA 2015 participaron 72 países y economías, de los cuales 35 son miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Del total de los países participantes, tres no forman parte del informe internacional por no cumplir con los criterios metodológicos que exige esta organización. En total, se evaluaron cerca de 540 mil estudiantes, que representan a 29 millones de jóvenes.
En México, la cobertura de los estudiantes de 15 años inscritos en los niveles de secundaria y media superior se ha incrementado en 23.3 puntos porcentuales de 2000 (54.4%) a 2015 (77.7 %) lo que, sin lugar a dudas, representa un logro importante por sí mismo. Del total de estudiantes en el sistema educativo, cerca de 30% se encuentra en el nivel de secundaria y 70% en media superior.
Los resultados nacionales muestran que solo 52% de los estudiantes mexicanos logran los aprendizajes mínimos en Ciencias, 43% en Matemáticas y 59% en Lectura. Asimismo, en los tres dominios, menos de 1 % de los alumnos se considera de alto rendimiento. En los tres dominios evaluados México se encuentra: por debajo del promedio de los países de la OCDE, de Canadá y Estados Unidos (socios comerciales), de España, Portugal, Chile y Uruguay (países iberoamericanos); a la par (con algunas excepciones) de Costa Rica y Colombia; y, por encima de Brasil, Perú, República Dominicana y del promedio de los países latinoamericanos. Sin embargo, considerando sus niveles socioeconómicos, las puntuaciones de los estudiantes mexicanos están ligeramente por encima de lo esperado. Sin embargo, México es uno de los países iberoamericanos que presenta las menores brechas entre los estudiantes de mayor y menor rendimiento en las pruebas de PISA; lo que habla de una mayor equidad de los resultados educativos.
Por otro lado, las puntuaciones de México en Matemáticas se han incrementado en 5.2 puntos trienales, durante el periodo 2003-2015. Sin embargo, este no es el caso para Ciencias y Lectura, donde no se han observado cambios reales a lo largo del tiempo. Aunque la ausencia de mejoría en estas dos asignaturas pudiera interpretarse como una mala noticia, en realidad estos resultados deben interpretarse como un pequeño logro del sistema educativo, toda vez que el país ha mantenido niveles similares de aprendizaje durante un periodo en el que se ha incrementado la matrícula en cerca de 600 mil estudiantes de 15 años. Al respecto, hay que tomar en cuenta que los estudiantes que se van incorporando progresivamente al sistema educativo, por lo general, provienen de los niveles socioeconómicos más vulnerables y, en consecuencia, con bajos niveles académicos.
Por otro lado, PISA 2015 también nos informa sobre algunas características motivacionales de los estudiantes acerca del estudio de las ciencias, de algunas prácticas pedagógicas de los docentes para enseñarlas y sobre algunas características de equipamiento y funcionamiento de los centros escolares que apoyan la enseñanza de las ciencias. Sin lugar a dudas, esta información es necesaria para interpretar los resultados de nuestros alumnos. Sin embargo, esto será tema de otro artículo.
Debo concluir alertando sobre las falsas interpretaciones que se basan solo en rankings y que suelen ignorar la importancia de los factores contextuales, lo que lleva a conclusiones simples y equivocadas. Los resultados de PISA 2015, como los de otras evaluaciones de gran escala, deben analizarse a la luz de las condiciones sociales de los alumnos, de la formación de los docentes, de las características de las escuelas y del funcionamiento del sistema educativo.
Consejero del INEE