En México el salario mínimo mensual es de 2 mil 200 pesos; de acuerdo con el Inegi 6.7 millones de personas perciben esa remuneración como pago a su jornada laboral. ¿Hay relación entre el sueldo mínimo y la pobreza en el país? Varias voces han afirmado que sí, principalmente porque ese ingreso se encuentra por debajo de lo necesario para adquirir la canasta básica que recomienda el Coneval, instancia encargada de medir la eficacia de los programas sociales.

Hoy, en entrevista con EL UNIVERSAL, la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina, Alicia Bárcena, afirma que hay dos pendientes en materia laboral que México debe atender: uno es revertir la precarización del empleo y otro elevar el poder adquisitivo de salarios, y explica el logro que se obtendría: cuando hay capacidad de compra el consumo interno puede ser el motor del crecimiento, frente al contexto de desaceleración económica internacional.

En el mismo sentido se ha expresado el Coneval: la capacidad de compra de los mexicanos se ha mantenido prácticamente estancada en 20 años “y será difícil abatir la pobreza mientras no exista un ingreso real al alza”.

Este diario publica también hoy un pronóstico del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado que señala de seguir la tendencia de crear empleos precarios se generará una cadena que va a disminuir la posibilidad de que México tenga mayor ritmo de avance económico en los próximos años.

¿Cómo elevar el salario para 7 millones de personas que ganan el mínimo sin que cause un efecto adverso en los indicadores macroeconómicos?

Bárcena traza un camino: evaluar esquemas de alzas salariales graduales, acompañados de políticas de aumento a la productividad, sin descuidar los niveles inflacionarios. Y recomienda revisar el ejemplo de Uruguay, que a lo largo de cinco años puso en marcha políticas de aumento salarial para recuperar el poder adquisitivo.

Para el trabajador no habrá mejor señal de mejoría en sus bolsillos que percibir que con su salario puede adquirir más productos o dedicar una parte al ahorro.

Aunque este año el salario mínimo creció ligeramente por arriba del índice inflacionario, el aumento quedó aún lejos de la línea de bienestar marcada por el Coneval.

Durante años, cuando la economía mexicana aún no superaba el trauma de haber padecido elevadas tasas de inflación, el principal argumento que se daba para restringir el alza a los salarios era que producían una espiral inflacionaria. Ahora, con mejor situación económica del país, es momento de comenzar a saldar esa deuda con quienes menos ingresos perciben. Hay organismos que lo están planteando y se ha hecho ya en otros países. ¿Existe voluntad para al menos evaluar la propuesta?

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