El crimen suele comprar voluntades. Si se trata de bandas delictivas que trafican drogas en calles o de manera clandestina en inmuebles, el soborno a la autoridad es un asunto prácticamente ineludible. Los casos en México y en otros países que enfrentan a grupos del narcotráfico han dado numerosas muestras de esa colusión.

A nivel nacional se ha conocido que corporaciones policiacas —municipales, principalmente— han sido desmanteladas y sus elementos puestos en prisión por ser un brazo más del crimen. Funcionarios estatales han sido vinculados con el narcotráfico; el caso más reciente, el ex fiscal de Justicia de Nayarit. En estos momentos hay un proceso contra un ex gobernador por presuntos vínculos con la delincuencia organizada.

En materia de inseguridad y presencia manifiesta de narcotráfico, la capital del país fue un remanso cuando ciudades y regiones resistían embates de grupos del crimen. Desde hace unos meses el escenario comenzó a cambiar en la Ciudad de México. Estadísticas oficiales dan cuenta de ello, mientras desde las oficinas gubernamentales se responsabiliza a la puesta en marcha del Sistema de Justicia Penal Adversarial.

Uno de los hechos que vino a confirmar lo que los números ya adelantaban ocurrió hace dos semanas: un operativo de la Marina en el suroriente de la CDMX tuvo un saldo de ocho muertos, entre ellos el presunto líder de lo que llaman el Cártel de Tláhuac, y por primera vez se realizaron obstrucciones de vialidades con vehículos en llamas, los llamados narcobloqueos, que se han visto en Michoacán, Tamaulipas y Nuevo León.

Como consecuencia de ello, ayer se anunció una limpia en mandos policiacos de Tláhuac, además de que se indaga a 10 elementos por presuntos nexos con narcotraficantes.

Hasta ahora no ha convencido la afirmación del delegado en el sentido de que desconocía la presencia de un líder criminal en la demarcación y que los familiares del mismo delincuente que se encuentran en la nómina de la delegación obedece a que fueron contratados “de buena fe”. La Asamblea Legislativa de la Ciudad de México investiga al funcionario.

Para que la Ciudad de México permanezca como un lugar en el cual la seguridad está garantizada, se necesita sobre todo que en las autoridades exista la convicción de investigar y sancionar los delitos que aquí se cometen, así como actuar en contra de los elementos que han desvirtuado sus funciones y enjuiciarlos.

Si se quieren ver resultados, cualquier depuración y cambio de actitudes debe comenzar de manera interna en las distintas áreas del gobierno local en combinación con acciones de carácter social para la población de Tláhuac, en específico. La capital del país lleva décadas convertida en ejemplo para el resto de las capitales estatales. No tiene por qué dejar de serlo.

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