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La fortaleza económica de un país se reconoce cuando resiste embates o turbulencias externas. La de México está quedando en entredicho por acciones que tienen lugar en Estados Unidos. Apenas se instaló Donald Trump en la Casa Blanca, cada declaración —incluso cada tuit— del mandatario generaba tal clima de incertidumbre que se reflejaba en la paridad cambiaria.
Al inicio de su administración el tema México dominó la agenda: construcción del muro, impuesto fronterizo, renegociación del Tratado de Libre Comercio fueron temas que destacaron en la primera semana de su gobierno. Los roces colocaron el dólar en el rango de los 22 pesos. La dinámica diaria del gobierno estadounidense lo llevó a apartarse del tema mexicano y centrarse en asuntos domésticos e internacionales, que devolvieron estabilidad a la paridad cambiaria.
Esta tranquilidad se rompió nuevamente ayer al volver a tocarse temas relacionados con la economía mexicana. Sin precisarse más detalles y sin ser una información confirmada oficialmente, el peso tuvo su peor caída en tres meses luego de que se conoció que Estados Unidos estaba considerando un decreto para retirarse del acuerdo de libre comercio que mantiene con México y Canadá.
La situación sería diferente si 80% de las exportaciones mexicanas no dependieran del intercambio comercial con Estados Unidos. ¿De qué han servido los tratados con más de 40 naciones si se privilegia y se apuesta exclusivamente por uno?
Es irrebatible que ambos países han logrado una complementariedad económica como en pocas regiones del mundo, pero el vuelco que parece estarse dando a nivel internacional, donde están consolidándose ideologías que promueven el retorno a épocas proteccionistas y se oponen tanto a la globalización como a abrir fronteras, es señal de que debe considerarse con urgencia que los productores mexicanos exploren nuevos mercados.
La posibilidad de que EU se retire del TLC no es nueva, Trump la ha manifestado previamente. Además, la poca consistencia que han mostrado su discurso y sus políticas han quedado en evidencia al tener que posponer o renunciar a varias de ellas; la más reciente, desistirse de incluir una partida en el proyecto de presupuesto para la construcción del muro en la frontera con México.
Trump busca emplear el amago y la amenaza para obtener ventajas cuando se renegocie el acuerdo que, esto sí, será inevitable. Por esa razón, el sacudimiento que se registró ayer en el país no es otra cosa que un reflejo de los verdaderos riesgos que tiene la economía, como el nivel de la deuda pública y la dependencia que existe con Estados Unidos. Si esos indicadores fueran diferentes, los dichos de Trump no tendrían por qué ocasionar tal turbulencia. Que los planes económicos de la política estadounidense sacudan la economía mexicana sólo viene a recordarnos su vulnerabilidad.