Mítines casi a diario, centenas de espectaculares, miles de spots y si acaso un par de debates. Así ha sido la mecánica de las campañas electorales en México desde hace apenas dos o tres décadas. En tan poco tiempo —en comparación con el resto del mundo—, la fórmula a la que recurren partidos y candidatos parece gastada y poco atrae al ciudadano.

Ya en el gobierno —salvo contadas excepciones— no hay gran diferencia entre mandatarios de uno u otro color partidista, lo que ha propiciado un desencanto con la democracia. Ese sentimiento no es una cuestión meramente mexicana, tiene alcance global. A nivel regional, Latinobarómetro indicó en 2016 que 19% de los mexicanos están satisfechos con la democracia, porcentaje que se encuentra lejos de la media de 37%.

En México, el 4 de junio habrá elección de gobernador en tres entidades. La más importante, por el tamaño de su padrón de votantes, es la que se realizará en el Estado de México.

Partidos y candidatos no se apartan del guión que ha prevalecido en campañas previas. Una semana después de que iniciaron los actos de proselitismo, más de la mitad de la población en edad de votar (53.3%) no tenía seguridad de ir a las urnas el 4 de junio, de acuerdo con una encuesta realizada por este diario. Y cuatro de cada 10 aseguró no identificarse con ningún partido y se declaró independiente.

Alrededor de la mitad de la población marca su distancia de partidos y aspirantes. ¿Qué hacen los candidatos para atraerlos? Poco. Uno de los temas más cuestionados es el millonario gasto. El tope oficial para los candidatos en el Edomex es de 285 millones de pesos durante los 60 días de proselitismo; en promedio, cada candidato puede gastar cada hora ¡200 mil pesos! Los partidos firmaron un acuerdo para adoptar el compromiso de no erogar más de 50% del tope permitido. Es decir, podrán gastar “sólo” 100 mil pesos por hora; sin embargo, aún falta que al final del proceso en realidad demuestren que se hayan apegado al acuerdo.

El proceso en el Edomex, el más visible por su peso de votantes, pero de igual forma las campañas en Nayarit y Coahuila, deben ser una oportunidad para renovar la relación entre políticos y ciudadanos. Desde la fase de campañas los candidatos deberían mostrar un interés en convencer a los votantes en potencia, no con un regalo económico o material, sino con ideas y planes concretos para resolver los problemas que enfrentan de manera cotidiana.

Anoche se realizó un debate entre los aspirantes a la gubernatura. A pesar de acusaciones y señalamientos cruzados, y a pesar de ensayos previos, este tipo de prácticas son las que muestran al candidato en situaciones no controladas y los puede presentar de manera más natural. El reto para los políticos es mayor ¿cómo reinventarse frente a la ciudadanía?

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