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En materia de cifras sobre personas que se encuentran por debajo de la línea de bienestar hay datos diferentes, pero no muy distantes unos de otros. En números cerrados, la mitad de la población mexicana se encuentra en niveles de pobreza. Y de acuerdo con el panorama que se configura para el año que inició, esa porción de la población no la pasará muy bien. Incluso podría hacerse más grande.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el secretario ejecutivo del Coneval, órgano encargado de evaluar la política de desarrollo social del país, advierte que en México hay riesgo de que se incremente la pobreza debido al reciente incremento de los combustibles, de la devaluación del peso frente al dólar y de la incertidumbre que genera la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Aunque afirma que los datos precisos tardarán en ser registrados, debido a que la gasolina no está dentro de la canasta de productos que utiliza el Coneval para dar seguimiento a los índices de bienestar, reconoce que el alza en los combustibles afectará a la población en general porque de alguna manera todos los productos que adquirimos están ligados al tema de la gasolina.
Los datos más recientes que dio el Coneval sobre la pobreza en el país, en 2015, fueron desalentadores, pues mostraron un incremento en el número de pobres. El presente y el futuro inmediato no parece que vayan a contribuir a obtener una mejoría en el combate a la miseria. La autoridad debe tomar nota de las luces de alerta que se encienden y hacer un uso eficiente del gasto social. El propio Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social ha advertido que hay miles de programas sociales replicados por autoridades federales, estatales y municipales. En estas últimas, principalmente, el ejercicio de recursos se da sin la transparencia adecuada.
En sus revisiones al gasto, la Auditoría Superior de la Federación también ha documentado que el Poder Ejecutivo tiene escaso control del presupuesto social, con ausencia de datos sistematizados y confiables de beneficiarios de los programas sociales.
La comunidad internacional se ha propuesto como meta principal para 2030 el fin de la pobreza. Si México desea entregar buenos resultados debe hacer una profunda revisión de lo que ha hecho en los últimos 30 años, pues poco ha cambiado a pesar de la transferencia de millonarios recursos a programas sociales. Organizaciones ciudadanas y Naciones Unidas han planteado directrices a México y a la región latinoamericana para elevar los niveles de bienestar. Ante los riesgos del futuro inmediato, un trabajo conjunto entre gobierno, sociedad y organismos internacionales no debe descartarse.