De acuerdo con datos oficiales de la oficina del censo en Estados Unidos, más de 56 millones de personas en esa nación son latinos. De ellas, según el Pew Research Center, 63% tienen origen mexicano.

Muchos seguramente llegaron de manera indocumentada, empujados por la falta de oportunidades en sus lugares de origen. La gran mayoría ha emigrado únicamente en busca de un empleo que le proporcione recursos para subsistir ellos y su familia. Hay, sin embargo, quienes han sobresalido notoriamente en su vida profesional.

EL UNIVERSAL presenta este lunes seis historias de mexicanos que han sabido sobreponerse a la etiqueta de indocumentados para demostrar que no son menos que el resto de la población estadounidense. Una activista, una conferencista, un neurocirujano, un abogado, un restaurantero y un empresario relatan cómo fue su incursión en sus respectivos ámbitos. Todos nacieron en territorio mexicano y ahora triunfan en Estados Unidos.

Antes de este éxito tuvieron que pasar por situaciones de carencias, discriminación y sacrificio. Alfredo Quiñones, neurocirujano, trabajó dos años como pizcador de algodón en California. César Vargas, abogado, recuerda que salió de Puebla a los cinco años de edad y que al cruzar la frontera iban solamente él, sus tres hermanos, su madre y el coyote. Jaime Lucero, empresario, comenzó trabajando 14 horas diarias como lavaplatos. Manny Hernández, restaurantero, desempeñó todos los cargos que puede haber en los negocios de comida. Dulce Matuz emigró a los 15 años, terminó su carrera de ingeniería, y ahora lucha por los derechos de los jóvenes indocumentados que estudian en universidades. Julissa Arce es ejecutiva de la firma financiera Goldman Sachs y además conferencista, pero narra que tuvo que usar documentación falsa para estudiar.

Ellos, como millones de mexicanos que viven en Estados Unidos, contribuyen de muchas maneras al desarrollo económico de ese país y son pieza importante de la comunidad estadounidense.

Las personas de origen latino son actualmente la minoría con mayor población y crecimiento, y su condición es muy diferente a la que grupos conservadores intentan retratar. La realidad está muy lejos de las etiquetas de criminales y violadores que se dio durante la pasada campaña electoral.

La migración no terminará con medidas de persecución o de aislamiento, como ha esbozado el gobierno que entrará en funciones el 20 de enero, disminuirá cuando el desarrollo de las naciones no sea desigual. El aporte que hacen mexicanos a la vida estadounidense es en varios ámbitos, pero por miedo no salen a la luz pública; es hora de que dejen las sombras.

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