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La imagen que el Ejército tiene entre los mexicanos generalmente ha sido la de una institución que siempre está para ayudar y auxiliar. Como consecuencia, tiene elevados índices de confianza entre la población.
Una pequeña muestra de lo anterior se observa con la amplia respuesta ciudadana que tienen las convocatorias que las Fuerzas Armadas hacen a demostraciones aéreas o a la visita de instalaciones militares. Otros datos más consolidados son los que ofrecen Inegi y encuestadoras. Según el primero, las dos instituciones de seguridad que más confianza generan entre mexicanos son la Marina y el Ejército y, de acuerdo con un estudio realizado por Consulta Mitofsky sobre confianza en las instituciones, de 17 consideradas sólo tres tuvieron calificación superior a 7 (sobre 10): Las universidades, la Iglesia y el Ejército.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el director general de Justicia de la Secretaría de la Defensa Nacional asegura que, por intereses particulares o de grupo, algunas conductas de elementos castrenses en tareas de seguridad pública se han difundido “de forma sesgada” con el fin de minar la confianza de la ciudadanía en las Fuerzas Armadas.
La incorporación de militares en tareas de seguridad pública está por cumplir ya 10 años, lo que implicó incursionar en áreas para las que no estaban asignados y de la que quizá ya deberían haber sido separados para volver exclusivamente a lo que mandata la Constitución. En estas páginas el secretario de la Defensa, general Salvador Cienfuegos, ha expresado la necesidad de que se avance más rápido en la capacitación de las policías, pues se ha pagado un “alto costo” en materia de prestigio de las Fuerzas Armadas.
Es cierto que en 2012 el mayor número de quejas en materia de derechos humanos lo tenía el Ejército, pero en 2014 hubo mil 600 quejas, en 2015 disminuyeron a 600 y dejaron de ser la instancia más señalada.
Ante acusaciones de abusos y de violaciones a derechos humanos, la Defensa ha tomado las medidas acertadas: emprender acciones de capacitación a todos sus integrantes y, en nuevos casos de abuso que han sido difundidos, como el registrado en la población de Ajuchitlán, Guerrero, conocido en abril pasado, ofrecer disculpas por los hechos en un acto público, ante miles de soldados.
Pese a los intentos de minar la confianza en militares, que señala el titular de Justicia de Sedena, las encuestas demuestran que el Ejército sigue estando entre las tres instituciones en las cuales más confía la gente. De persistir esos “intentos”, para inocularlos bastará con que el Ejército actúe como lo viene haciendo: aceptando errores y asumiendo responsabilidades. El compromiso con la población y la transparencia deben ser el eje que conduzca a las Fuerzas Armadas.