La vocación turística de México ha servido para el desarrollo de grandes polos, desde el tradicional Acapulco hace más de medio siglo, hasta otros más recientes como Cancún, Los Cabos o Ixtapa. Junto a esos sitios de playa, los destinos se diversificaron: surgieron, por ejemplo, las ciudades con espacios para la realización de convenciones o los exitosos pueblos mágicos. A mayor auge del turismo, mayor desarrollo económico de la zona y sus habitantes, esa es la premisa que ha acompañado siempre a la actividad.

Sin embargo, EL UNIVERSAL publica hoy que ese desarrollo regional que puede dejar el turismo no ha sido más amplio debido a que grandes cadenas hoteleras extranjeras incurren en la evasión fiscal.

El modus operandi es hasta cierto punto sencillo: en la modalidad hotel todo incluido los servicios se realizan en territorio mexicano, pero el turista que hace la reservación por hospedaje y alimentos realiza el pago por anticipado fuera de México y sólo ingresa a territorio nacional una mínima parte de esos recursos.

EL UNIVERSAL presentó un adelanto del tema el pasado 8 de julio, cuando dio a conocer los datos revelados por una académica canadiense. Hoy, el Servicio de Administración Tributaria estima que la evasión por medio de ese mecanismo alcanza los mil 520 millones de pesos. Con el fin de combatirlo, se han realizado revisiones en mil 327 hoteles en los cuales se han logrado recuperar 225 millones de pesos por gravámenes no enterados al fisco.

Los grandes consorcios internacionales enfocados al turismo tienen un enorme apetito por instalarse en las diversas zonas del país; usualmente gobiernos locales y federales les conceden las más amplias facilidades para el desarrollo de sus negocios. Lo mínimo que se esperaría de ellos es el compromiso fiscal con el país de donde obtienen ganancias; además, por supuesto, del respeto al medio ambiente.

La recaudación fiscal en México, como porcentaje del Producto Interno Bruto, es una de las más bajas entre los países de la OCDE, y generalmente recae en el contribuyente cautivo, mientras las empresas de mayor calado disponen incluso de equipos fiscales para encontrar el menor resquicio legal —o a veces fuera de la ley— que les permita un menor pago o incluso ninguna contribución.

La OCDE ha identificado ese tipo de casos, en los que grandes empresas obtienen elevados ingresos y transfieren la utilidad a países en donde no se cobra impuesto o no hay requerimientos fiscales. Por ese motivo inició una cruzada contra ese ilícito, en la cual México tomará parte.

La derrama que hacen los turistas debe servir para beneficiar al municipio en primer lugar y luego a la entidad federativa. Los hoteleros no pueden sabotear a la región de la cual están obteniendo beneficios negándoles los recursos que les corresponden. La autoridad fiscal tiene mucha tarea por delante.

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