Que las personas o las empresas tengan deudas no es negativo de manera automática, siempre y cuando los recursos que se concedieron vía crédito se hayan utilizado, por ejemplo, en la adquisición de un bien duradero, de maquinaria o para hacer frente a situaciones extraordinarias. La clave es comparar las tasas de interés que ofrecen los bancos, pues hay diferencias enormes; mientras algunas instituciones ofrecen tasas de 15% anual (o menos), otras se ubican en 90% anual.

A dos años de que entró en vigor la reforma financiera, es cierto que las tasas en diversos productos bancarios han ido a la baja, pero la causa principal obedece a un sano entorno macroeconómico más que a una decisión de las instituciones de crédito. A pesar del gran número de bancos en el país, son cuatro o cinco los que dominan el mercado, lo cual genera en ocasiones la imposición de tasas que rayan en el abuso, así como elevadas comisiones.

Para justificar lo anterior, las instituciones de crédito recurren al conocido argumento de que en México es elevado el riesgo de no recuperar el dinero prestado, por lo que ofrecen condiciones poco favorables a sus clientes, quienes pueden terminar pagándoles el doble de los recursos recibidos. El grueso de las instituciones de crédito que opera en el país —de origen extranjero— ofrece a usuarios mexicanos tasas diferentes a las que tienen los clientes de sus naciones de origen. Operar en México es un negocio redondo.

Otro ejemplo de negocio redondo es el que da cuenta hoy EL UNIVERSAL: el costo de las tarjetas de crédito se ha incrementado debido a que los bancos comenzaron a trasladar a los consumidores la posibilidad de que pronto va a subir la tasa de interés referencial, que fija el Banco de México, a pesar de que se trata sólo de una expectativa. La banca se adelanta con tasas mayores en perjuicio del usuario.

De diciembre de 2014 a diciembre de 2015 el crédito a empresas creció 15.6, los créditos personales aumentaron 19.4% y los hipotecarios, 9%. Sin embargo aún hay millones de mexicanos que no tienen acceso al crédito de la banca, muchos de ellos por desconocimiento. El crédito puede dar dinamismo interno a la economía, pero si en lugar de ello ocasiona deudas impagables por lo alto de las tasas, el resultado puede ser riesgoso.

Una deuda mal manejada tiene efectos negativos en tarjetahabientes y en sus familias. El principal causante de la situación siempre será el poseedor de la tarjeta, pero la institución que vendió al cliente la posibilidad de obtener dinero fácil, sin comentar el alto costo, tiene también parte de la responsabilidad. En México aún falta educación financiera para distinguir entre un buen producto bancario y otro abusivo, más cercano a la usura.

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