El uso medicinal de la marihuana no está a discusión. El cannabidiol, un extracto de la planta, contribuye de manera significativa a paliar los efectos de la epilepsia; los resultados están a la vista. Por ese motivo, es inconcebible la lentitud para que se eliminen las trabas legales que impiden actualmente importarlo de manera fácil y expedita.

EL UNIVERSAL presenta hoy dos casos que demuestran la efectividad de la sustancia. Primero el de Grace, cuyos padres lograron que el Poder Judicial resolviera en su favor para que el gobierno federal les permitiera importar el medicamento derivado de la marihuana. La menor, de ocho años de edad y originaria de Monterrey, ha mostrado una disminución de 80% en las crisis convulsivas que la aquejaban, luego de siete meses de tratamiento. En el caso de María Paula, de seis años de edad, y originaria de Mérida, lleva apenas 60 días tomando dosis de cannabidiol, pero ya muestra importante mejoría: no se convulsiona y realiza actividades que le permiten armar figuras.

El carácter garantista del Poder Judicial y la efectiva división de poderes han permitido que la población pueda tener acceso a medicamentos derivados de la marihuana; sin embargo, no es el mejor escenario, pues todos aquellos que por prescripción médica requieran del cannabidiol deben obtener un amparo para importarlo.

Ante la situación, la reacción de los otros poderes ha sido más bien lenta. Pasaron varios meses para que el Poder Ejecutivo presentara la iniciativa que busca avalar el uso de medicamentos elaborados a base de marihuana, otorgar registros de medicamentos que la contengan y permitir su importación, además de autorizar la investigación clínica para productos que contengan cannabis y sus ingredientes activos.

En un tema en el que está en juego el bienestar de menores y de todos aquellos que sufren de epilepsia, el Congreso está siendo poco receptivo a la demanda ciudadana. Sin haber solventado todavía el asunto de la marihuana, ayer líderes parlamentarios de los principales partidos políticos dieron a conocer que están dispuestos a debatir una eventual iniciativa por parte del Ejecutivo para legalizar la amapola, y usarla con fines medicinales. Para avanzar en lo segundo se requiere finiquitar lo primero, pues los padres de menores enfermos no merecen transitar por intrincados trámites burocráticos para obtener la medicina que aliviará el malestar de sus hijos.

Legisladores no deben permitir que un tema de salud se contamine por otro tipo de cuestiones y deberían convocar a un periodo extraordinario; de lo contrario parecen enviar el mensaje de no querer atender casos similares a los de Grace y María Paula.

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