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Un estudio publicado recientemente por científicos de la NASA contribuyó a encontrar al responsable de una gran nube invisible de metano extendiéndose en el suroeste de los Estados Unidos y cuyo tamaño es 5 veces más grande que la Ciudad de México. El estudio permitió atribuir este foco de emisiones a la creciente red de instalaciones de la industria petrolera en dicha región. Este descubrimiento levanta preocupaciones no solo para nuestros vecinos del norte, sino también para México.
El metano es un gas de efecto invernadero extremadamente potente. En los primeros veinte años después de ser emitido, el metano es 80 veces más potente en calentar la atmosfera que el dióxido de carbono. Los científicos estiman que el metano contribuye aproximadamente a 25% del calentamiento que ya experimentamos hoy en día. En adición a sus implicaciones climáticas, reducir sus emisiones también permite reducir otros contaminantes tóxicos que afectan la salud humana y se emiten en conjunto con el metano.
El artículo científico de la NASA publicado recientemente liga a la nube de metano a actividades de producción, procesamiento y distribución de gas natural y petróleo. También resalta que una pequeña fracción de las instalaciones – cerca de 10%- es responsable de más de la mitad de las emisiones. Este es solo un ejemplo más de una larga lista de estudios científicos publicados en los últimos años que encuentran que un subconjunto de instalaciones dentro de la industria petrolera contribuye desproporcionadamente la mayoría de las emisiones de metano. Los científicos han nombrado a este subconjunto de instalaciones los súper-emisores.
Estos resultados son relevantes para México
En los Estados Unidos, las emisiones de metano se han convertido rápidamente en un reto de elevada importancia tanto para las compañías petroleras como para los reguladores. Gracias a la extensa investigación científica en el tema, ahora tenemos una idea mucho más clara del problema, así como de las maneras de solucionarlo. Sin embargo, en otros países – México incluido- la historia del metano y la industria petrolera apenas empieza a dilucidarse.
De acuerdo con un reporte que compiló información mundial reportada sobre las emisiones de metano de la industria de petróleo y gas, México es el quinto emisor mundial de metano. La última versión del inventario nacional mexicano muestra que un cuarto de las emisiones totales de metano provienen de la industria de petróleo y gas. No obstante, el inventario nacional de emisiones ha mostrado cambios significativos de un año a otro en los datos de emisiones de metano de la industria petrolera. Esta situación nubla nuestra capacidad de entender la magnitud del problema en nuestro país.
Mejorando la visibilidad
El uso de satélites para medir las emisiones de contaminantes representa una novedosa y eficaz manera de determinar la magnitud de emisiones de metano de la industria petrolera alrededor del mundo. El estudio de la NASA acerca del foco de emisiones en el suroeste de los Estados Unidos es un ejemplo del tipo de conclusiones que pueden obtenerse utilizando mediciones satelitales. En estos momentos, un proyecto de investigación analiza datos satelitales para elucidar los efectos de las emisiones de metano en nuestro país.
Como parte de un proyecto de investigación de la Universidad de Harvard, un grupo de científicos colecta y procesa mediciones satelitales de metano en México, estimando emisiones y comparándolas con el inventario nacional. Al enfocarse en las fuentes de emisión de la industria petrolera, su magnitud y localización, podremos tener una idea mucho más clara de la magnitud del problema y la exactitud del inventario. Si se buscan reducir las emisiones de metano relacionadas con la actividad petrolera, es imperativo tener certeza de cuánto metano se está emitiendo y dónde.
Eliminado las fugas de metano
Es posible solucionar el problema de la contaminación de metano de la industria petrolera de manera costo-eficiente. Un análisis reciente que se enfocó en las oportunidades de reducción de emisiones específicas para México encontró que reducir las emisiones en un 54% por debajo de los niveles de 2013, sería alcanzable en el año 2020 a un costo menor a un peso por tonelada métrica de dióxido de carbono.
El impacto positivo de estas reducciones de emisiones a bajo costo es parte de las razones por las que PEMEX se unió al Oil and Gas Methane Partnership; una iniciativa de la ONU cuyo objetivo es la medición y reducción de las emisiones. De igual forma, el gobierno federal dio un paso al frente y en Junio de este año anunció una meta de reducción de las emisiones de metano de 45% para 2025 (una meta similar fue hecha por el gobierno Canadiense y el Estadounidense). Este anuncio no solo demuestra el papel de México como un líder en cuanto al cambio climático, sino que cuando las regulaciones necesarias que se desprendan del anuncio estén implementadas, permitirán que el país alcance cerca del 10% de la meta climática anunciada como resultado de las pláticas en Paris a finales del año pasado. Todo esto con ahorros netos a la economía.
Ahora es cuando México debe dar el siguiente paso y desarrollar fuertes regulaciones enfocadas en las emisiones de metano de la creciente industria petrolera. Si esto no ocurre, el actual desarrollo y expansión catalizado por la reforma energética podría desembocar en significativas cantidades de metano emitidas a la atmosfera, degradando la habilidad de nuestro país de cumplir con las metas climáticas internacionales y la protección a sus habitantes.
Integrante del Fondo para la Defensa del Ambiente
Experto en clima y calidad del aire