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En mi columna anterior, compartía con ustedes los factores que hacen altamente factible una victoria de Clinton en los comicios presidenciales de Estados Unidos. Dado el mapa electoral que en ella les dibujé, tendría que darse un movimiento telúrico sustancial para sacudir la contienda. Y sin embargo, a pesar de la aritmética en el colegio electoral, las tendencias demográficas, las limitaciones colosales de la campaña de Trump y el brete en el que se ha metido con el sector más radical —y xenófobo— de su partido con su amague de pivoteo en materia migratoria, hay cosas que aún le pueden salir mal a Clinton entre ahora y el 8 de noviembre. De entrada, es probable que después de la resaca derivada del peor momento de Trump en la campaña, éste recupere —en parte por la apariencia “presidencial” lograda por cortesía del viaje a México— un par de puntos en las encuestas nacionales, de nuevo reduciendo ligeramente la ventaja de Clinton rumbo al otoño. Confucio apuntó que hay cinco cosas que se pueden decir sobre todos los temas, así que aquí van los cinco escenarios que podrían minar a Clinton entre ahora y noviembre.
1) Una mala actuación en los debates. Los tres debates presidenciales (el primero será el 26 de este mes) son quizá la única oportunidad real que Trump tiene para resetear la contienda y cambiar la narrativa de una elección que es hoy un referéndum sobre él. Clinton es una mujer con más de un cuarto de siglo de experiencia en políticas públicas, formidable en los debates. Pero cualquier actuación menos que estelar contra un contrincante sin experiencia y al que se le puede azuzar fácilmente será percibida como una victoria para el candidato republicano.
2) Otra filtración bochornosa. El Partido Demócrata ya ha sido sacudido por filtraciones producto del hackeo ruso y de WikiLeaks. Aquellas previas a la convención, en las que quedó en evidencia que el Comité Nacional Demócrata favorecía a Clinton sobre Sanders, le costaron el cargo a su presidenta. Y todo parece indicar que el hackeo ha sido más intrusivo y amplio de lo originalmente previsto. Dado que los negativos de Clinton siguen siendo muy altos y que 59% del electorado (en la encuesta más reciente del Washington Post/ABC) piensa que no es confiable, cualquier correo filtrado que ponga en entredicho sus posiciones la podría dañar.
3) Revelaciones sobre la Fundación Clinton. Como parte de la investigación del FBI al uso que como secretaria de Estado dio a un servidor electrónico privado, una serie de correos publicados por esa agencia muestran que en varias ocasiones, Clinton y su equipo fueron menos que pulcros en manejar posibles conflictos de interés con donantes a la Fundación que luego pedían favores al Departamento de Estado. Si bien la investigación del FBI subrayó que no había ningún acto ilícito en el uso del correo privado, más revelaciones sobre interacciones del Departamento de Estado y la Fundación podrían convertirse en un problema político-electoral significativo.
4) Los votantes demócratas no salen a votar. Este es el escenario más peligroso para Clinton, y Brexit es el ejemplo más reciente del riesgo que ello encierra. La complacencia de votantes que piensen que la elección ya está cantada, o el abstencionismo de votantes hispanos (estructural) o de la generación del milenio (ideológico), junto con una participación enfática del voto duro de Trump y de la base conservadora republicana (que sí saldrán a votar) podrían costarle caro. Y la candidatura libertaria de Gary Johnson, un ex republicano con cerca de 8% de la intención de voto, podría restarle en una contienda cerrada a Clinton también. En encuestas a tres bandas, la ventaja a nivel nacional de Clinton sobre Trump cae ligeramente.
5) Un ataque terrorista. Cualquier atentado en suelo estadounidense tendrá un impacto profundo en la campaña. Si bien las encuestas muestran que la mayoría de los electores potenciales consideran que Clinton está mejor preparada y posee mejor temperamento para responder a una situación como ésta, los números de Trump a nivel nacional aumentaron de manera importante en las postrimerías de los ataques en París y San Bernardino.
A pesar de estos escollos potenciales y de que no es una política natural como su marido, el talante y mensaje de optimismo de Clinton, los autogoles de Trump y el cálculo electoral al que me refería hace dos semanas abonan al triunfo demócrata. Pero para garantizar su victoria, Clinton necesitará calibrar los riesgos y su discurso. Es cierto que los estadounidenses, como bien dice su lema de campaña, son “más fuertes juntos”, pero ella no puede olvidar lo débiles y agraviados que se sienten muchos de sus compatriotas en este momento. Cualquiera de estos cinco escenarios pueden agravar ese mal humor social y cambiar el curso de la elección.
Consultor internacional