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Primer acto. Los presidentes Trump y Peña conversan por teléfono durante una hora —aunque habría que descontar el tiempo del intérprete-traductor, quizás el canciller Luis Videgaray. El presidente Peña informa a la nación de la conversación y la califica de “constructiva”.
Segundo acto. Dolia Estévez, corresponsal en Washington de Aristegui Noticias, difunde lo que parece ser un fragmento de la transcripción que llevaría a concluir que Trump agravió a México, a Peña Nieto y al Ejército mexicano.
La coordinación de Comunicación Social de la Presidencia y el área correspondiente de la Secretaría de Relaciones Exteriores califican de falsa la versión de Estévez.
En las siguientes horas irrumpen otras noticias sobre el tema. La agencia Associated Press (AP) confirma, en líneas generales, la información de la periodista mexicana. En contraste, la cadena CNN “matiza” el contenido de la charla en algunos de los aspectos más delicados; según su versión, Trump le habría dicho a Peña: “Tienen algunos hombres verdaderamente difíciles en México con los que podrían necesitar ayuda. Estamos dispuestos a ayudar con esas grandes ligas, pero tienen que ser eliminados y ustedes no están haciendo una buena labor eliminándolos”.
Tercer acto. El propio Trump admite la rudeza con la que se dirige a diferentes jefes de Estado (le colgó el teléfono al primer ministro de Australia). Sin embargo, diversos analistas sugieren que, más que una amenaza, el mensaje de Trump fue una oferta de cooperación, una suerte de exploración para medir la reacción del gobierno mexicano.
El epílogo es que la transcripción difundida por la periodista Dolia Estévez y la agencia AP es verdadera. En consecuencia, quienes mintieron fueron los que descalificaron a “esa señora” cuyo nombre no se atrevieron a pronunciar. ¿Puede llamarse “constructiva” una llamada que lastima al Ejército y sugiere el envío de tropas estadounidenses a México? Lo que sigue es, por una parte, averiguar quién o quiénes decidieron filtrarla y con qué objeto; y, sobre todo, exigirle al Presidente que asuma, con firmeza y dignidad, la defensa de los intereses de México.
En todo caso, la filtración cumplió su propósito: acentúa las dudas sobre la entereza del presidente Peña y lastima a una de las instituciones más respetadas, el Ejército. Según la filtración, Trump habría dicho que el Ejército mexicano “está asustado” o no está haciendo lo necesario, por lo que Estados Unidos estaría en condiciones de enviar a sus soldados que “no están asustados”.
La única forma de conocer lo que realmente se dijeron los presidentes y, muy importante, la manera en que lo hicieron, es escuchando la grabación. Pero esa posibilidad dependería del lado americano, porque aquí, dijo el vocero Eduardo Sánchez, no se graban las conversaciones privadas de dos jefes de Estado.
Cuando el presidente Peña experimenta el peor momento de su administración, la difusión de esos fragmentos contribuye a su desgaste. Los opositores de Peña los usarán para mostrarlo como un hombre débil; y quienes lo apoyan, replicarán, sin mucha convicción, las explicaciones de Los Pinos.
Lo cierto es que tanto Trump como muchos otros actores en Estados Unidos ha decidido culpar a México de su propia incompetencia: miran la paja en el ojo ajeno. La voracidad de su mercado no conoce límites, todo tipo de droga —desde marihuana, pasando por la cocaína y hasta las drogas sintéticas— se distribuye en las principales ciudades de la Estados Unidos ante la mirada complaciente de sus policías. La potencia planetaria no ha podido o no ha querido impulsar políticas públicas que atiendan el grave problema de las adicciones y combatan eficazmente a las redes criminales que enferman a sus jóvenes. ¿Estará dispuesto Trump a ordenar a sus soldados que enfrenten a sus propios criminales allí, en sus ciudades y sus calles, donde la DEA y otras instancias de inteligencia han fracasado?
Vibra México. Distintas organizaciones civiles e instituciones académicas han convocado a una marcha, el próximo domingo, para exigir al gobierno de Enrique Peña Nieto que haga lo que le corresponde para defender a México y a los mexicanos ante las amenazas del nuevo gobierno de Estados Unidos: anteponer los intereses de los mexicanos en toda negociación; informar de manera permanente sobre estas negociaciones; y asumir acciones concretas e inmediatas para combatir la pobreza, la desigualdad, la corrupción y la impunidad y las violaciones a los derechos humanos. Suscribo sus reclamos.
Presidente de Grupo Consultor Internacional.
@alfonsozarate