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Las naciones ponen tarifas e impuestos a la importación de productos extranjeros para proteger su mercado interno. No obstante, cuando todos los países adoptan estas medidas, el resultado es la imposibilidad de intercambiar bienes en condiciones competitivas y el encarecimiento de productos que una nación no puede producir por si misma. Para evitar estas situaciones, los países buscan socios comerciales y la eliminación de barreras fronterizas en distintos niveles, entre las que destacan acuerdos comerciales bilaterales, tratados que establecen zonas de libre comercio y hasta acuerdos de integración económica, social y política como los que dan origen a la Unión Europea de Naciones.
Los tratados de libre comercio fueron impulsados con el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GAAT por sus siglas en inglés), que funcionó de 1947 a 1993 como un código de buena conducta basado en el principio de no discriminación, así como la reducción de cupos y aranceles; el cual dio paso a la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 1994. Desde entonces, esta institución se encarga de establecer directrices, no sólo respecto del comercio de bienes, sino también de servicios y propiedad intelectual. Además, la OMC administra y controla los acuerdos de libre intercambio, supervisa prácticas comerciales mundiales y se encarga de juzgar las controversias que sus Estados miembros le presentan.
La firma de un tratado de libre comercio permite la exportación de los bienes acordados sin la necesidad de pagar aranceles de importación en el otro estado contratante; esto es, permite el acceso a un mercado extranjero y por ende, a más consumidores. Al mismo tiempo, su población se beneficia a través de menores precios y mayor calidad y variedad en los productos que recibe del otro estado contratante. Para que el tratado sea benéfico es indispensable que el libre tránsito contemple los bienes que producen las industrias más fuertes de cada país, pues ello potencializa su competitividad y crecimiento económico, al mismo tiempo que mantiene el equilibrio en la balanza comercial (exportaciones e importaciones).
Cuando escuchamos el término Tratado de Libre Comercio, inmediatamente pensamos en el primero firmado por nuestro país, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de 1994. No obstante, México ha firmado 15 tratados de libre comercio, entre los que destacan los firmados con Chile en 1999, la Unión Europea en el año 2000 (lo cual implica la apertura comercial de 28 países), Panamá en el año 2014; el tratado de libre comercio multilateral, el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica firmado en febrero de 2015 (TPP por sus siglas en inglés), que involucra a 11 países, entre los que destacan Estados Unidos de América, Canadá, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Malasia y Singapur. En su conjunto, esta red de instrumentos internacionales permite la apertura de 45 países con los que podemos intercambiar bienes y servicios en condiciones más favorables. Gracias a estos esfuerzos nos encontramos en el treceavo lugar mundial como exportador y en el doceavo lugar como importador, siendo nuestro principal socio comercial Estados Unidos, que recibe más de 80% de nuestras exportaciones y genera casi 50% de los productos que importamos (de acuerdo a cifras de la OMC). Como recientemente señaló el secretario General de la OCDE, José Ángel Gurría, este tratado beneficia a millones de empresas americanas, y más que su desaparición, se puede trabajar en su mejora para garantizar condiciones de competencia que permitan la entrada de nuevas empresas a la región y la reducción de barreras a otros mercados. En la misma línea se ha pronunciado Wilbur Ross, probablemente futuro secretario de Comercio de EU, quien reconoce que no se puede prescindir de este valioso instrumento comercial, pero que es posible mejorarlo.
Por lo pronto, nuestro país ha manifestado su intención de firmar tratados de libre comercio con grandes economías emergentes como China, Brasil y Corea del Sur, éste último con altas posibilidades de concretarse en 2017. Si se logra la apertura de estos mercados, México afianzara su posición en el comercio internacional y seguramente trabajará en reducir la interdependencia con una sola nación.
Consejero de la Judicatura Federal