Sí, lo hemos dicho, el triunfo de Trump no fue esperado y mucho menos deseado.

La realidad rebasó todas las apuestas, todas las encuestas, todos los pronósticos y la lógica de la democracia.

Desde que Trump fue electo como candidato republicano, nuestro peso ha ido en sintonía con las amenazas y resultados de las encuestas que le favorecían. Desde que Trump fue electo presidente de los EU, la principal tasa de interés tuvo que ser ajustada para evitar un mayor impacto económico.

Sólo como dato, desde que Donald Trump ganó la Presidencia de los Estados Unidos han ocurrido más de 400 incidentes o crímenes de odio, de acuerdo con el Centro de Registro de Pobreza del Sur de Estados Unidos. No todos fueron contra mexicanos, pero sí revelan una creciente tendencia hacia actos de discriminación, racismo y xenofobia.

A pesar de estas evidencias, pareciera que el gobierno mexicano permanece en la negación, como si fuera un paciente con estrés postraumático.

La soluciones que ha dado la Secretaría de Relaciones Exteriores son solamente placebos a una problemática que venimos arrastrando desde hace mucho tiempo.

¿Qué hacen 12 millones de mexicanos en territorio estadounidense?

La respuesta la conocemos todos, son hombres y mujeres que han escapado de este país ante la falta de oportunidades, con los estómagos vacíos y promesas rotas. Son familias que están fracturadas porque para ellos no hubo otra opción más que abandonar sus hogares y arriesgar sus vidas para cruzar una de las fronteras más hostiles, en la que han muerto seis mil migrantes en los últimos 16 años.

El problema no es de los estadounidenses, el problema les guste o no es de México; fue una bomba de tiempo que se pudo haber desactivado pero no se hizo y ahora nos estalla en las manos.

Este es el resultado de lo que hemos venido advirtiendo: el modelo político y económico del país está agotado. El mundo ha cambiado, la gente reacciona evidentemente porque está cansada, porque está enojada y porque los gobiernos no son empáticos frente a sus necesidades.

El efecto Trump sí es una mala noticia, pero es la oportunidad para entender de una vez por todas que la gente es la que al final tiene el verdadero poder y lo ejerce.

Por lo pronto, exigimos una presencia fuerte de nuestro gobierno que señale que esos mexicanos que pretende deportar EU generan 8% del Producto Interno Bruto de su país, y producen bienes y servicios por un valor aproximado a 600 mil millones de dólares.

Exigimos que se nos permita conocer la estrategia que tienen diseñada para hacer frente a la crisis de un posible regreso de millones de mexicanos deportados, que necesitarán empleo y hogar donde vivir. Es necesario que se dé a conocer el plan económico y de comercio, ante las amenazas de una posible cancelación del Tratado de Libre Comercio, porque ponen en riesgo 296 mil mdd en exportaciones hacia territorio estadounidense.

Nuestro compromiso, de la mano de nuestros legisladores, será vigilar, fortalecer a México y defender a los connacionales en el exterior, para garantizar que se respeten los tratados internacionales y no se violen los derechos humanos de los mexicanos.

Lo hemos señalado continuamente, en un país como el nuestro no es suficiente la actuación de una persona o un partido para garantizar el resguardo del Estado Mexicano. Es necesario trabajar en unidad.

Es por eso que estamos llamando a la solidaridad y colaboración de todos para fortalecer y blindar a las instituciones de nuestro país. Sólo en un frente común, fuerzas políticas, gobierno, iniciativa privada, académicos, organizaciones civiles y sociedad en general vamos a poder establecer juntos la defensa de los millones de familias mexicanas.

México, hoy más que nunca, nos necesita a todos.

Presidenta nacional del Partido de la Revolución Democrática
@Ale_BarralesM

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