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Los dioses mayas pocas veces conceden milagros. Uno de ellos podría ser el permitirte un encuentro, cara a cara, con el jaguar: símbolo de fuerza y del inframundo , según su cosmogonía. La selva de Quintana Roo es uno de sus tantos hogares y en él, tú puedes dormir cinco noches para aprender a rastrear las pistas que el tercer felino más grande del mundo va dejando a su paso.
Tenemos que decirlo: las expectativas de avistar el jaguar son remotas, pero la experiencia será única y aprenderás mucho acerca del comportamiento de esta especie. Durante el viaje te acompañan biólogos y puedes convivir con científicos de la UNAM , dedicados 100 por ciento al estudio del jaguar.
Que comience la búsqueda
El viaje inicia en los humedales de la Reserva de la Biósfera de Sian Ka’an , a cuatro horas de distancia de Cancún .
Tu primer encuentro con la naturaleza consiste en una caminata por la selva hasta llegar a la laguna Chunyaxché , con sus canales de agua dulce que los mayas utilizaban para el comercio. Tú los disfrutas nadando, mejor dicho, flotando: la corriente permite que te sumerjas sin problema y ésta se encarga de empujarte suavemente, sin necesidad de bracear o patalear.
(Foto: Istock)
La actividad dura tres horas porque hay que partir a Kantemó . Este pueblo tiene un secreto y para descubrirlo es necesario esperar a que el sol se comience a ocultar.
Nuevamente, te internas en la selva, pero esta vez a bordo de una bicicleta para llegar a la “ cueva de las serpientes ”. La caverna es habitada por estos reptiles que cuelgan del techo y de las paredes, hambrientos de murciélagos. No te preocupes, no eres parte de su dieta.
Los guías de Ecocolors , empresa que organiza esta expedición, llevan lámparas infrarrojas para que puedas ver el espectáculo: miles de murciélagos saliendo de la cueva en busca de alimento y serpientes tratando de capturarlos.
El primer día de aventura ha terminado. El campamento está listo para que tomes un baño de agua caliente y, después, te unas a la fogata que alumbra la cena : pollito a la pibil y una buena cerveza para relajarte.
(Foto: Axxel)
Expedición felina
A la mañana siguiente, el campamento se levanta para trasladarse al ejido Laguna OM , situado en los límites con la Reserva de la Biósfera de Calakmul , en Campeche .
Llegas a una de las estaciones de investigación del jaguar por parte de la UNAM. De acuerdo con sus monitoreos, esta es la zona donde se concentra el mayor número de jaguares de México , alrededor de mil 500. Los científicos explican el itinerario de los siguientes tres días: caminatas por la mañana, tarde y noche para buscar pistas: ramas dobladas, huellas, heces fecales. Y, si la suerte está de tu lado, avistarás un jaguar cerca de las aguadas (lagunas temporales que se forman con la lluvia) que rodean la estación.
Los jaguares son animales nocturnos; sin embargo, los científicos no se confían y prefieren realizar la búsqueda tres veces al día.
Guías locales
también te acompañan en las caminatas, acompañados con uno o dos perros como medida de precaución: han visto como los jaguares huyen si llegan a detectar la presencia de los caninos.
(Foto: Istock)
En ocasiones, para encontrar una pista, tardas hasta tres horas. Incluso, los guías te equipan con una lupa para identificar pelos pegados a la corteza de los árboles, binoculares para tratar de hallarlos tumbados en alguna rama y guantes por si debes recoger heces.
En el rastreo, los guías locales te cuentan anécdotas de lo que representaba el jaguar para los mayas. Además del poderío, asociaban al felino con el Universo . Para ellos, sus manchas eran la representación de las estrellas.
Si el milagro de observar un jaguar se te llega a cumplir, debes estar listo con la cámara fotográfica y con el zoom a tope, porque 10 metros de distancia, mínimo, son los que te separarán de él. Las reglas principales para no espantarlo son: no moverte demasiado, guardar silencio y dejar que los expertos se coloquen unos pasos delante de ti, por mera precaución.
(Foto: Istock)
Las caminatas pueden extenderse hasta la zona arqueológica de Chacchobén , a unos 100 kilómetros de la estación científica. Sus basamentos eran utilizados como observadores astronómicos y como centros ceremoniales.
Para terminar el viaje, el último día se reserva para nadar en los cenotes de la “ laguna de los siete colores ” de Bacalar, la cual varía sus tonalidades de azul, gracias a que los rayos del sol iluminan sus diferentes profundidades.
(Foto: Istock)
GUÍA DEL VIAJERO
Qué incluye el viaje.
Transportación local, una noche de hospedaje en Cancún (antes y después del viaje), alimentos completos, equipo para acampar, cuotas de entrada, guías y seguro de viajero.
La travesía se puede organizar, incluso, con una persona. La próxima salida será del 12 al 18 de abril. Se ofrece tipo de cambio especial para nacionales.
Quién te lleva:
Ecocolors Tours. Tel. 01 (998) 884 3667. www.ecotravelmexico.com