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El americanismo tiene una nueva figura a seguir. Lucero Cuevas se consagró ayer como estrella azulcrema al hacer la diferencia en la victoria del América sobre Pumas (1-0), en el Estadio Azteca. Su solitario tanto alcanzó para llevarse el cariño de un admirable público y dañar el orgullo azul y oro.

Cuevas, quien sufrió un feroz marcaje de las felinas en todo momento, aprovechó un error del rival al 90’, para vencer a la meta Brissa Rangel con un tiro cruzado. Las redes se sacudieron y la hinchada amarilla estalló en júbilo.

Destacado operativo de seguridad para las 7 mil 415 almas que se dieron cita al Coloso de Santa Úrsula, pese a la amenaza de lluvia. La tarde fue nublada, mas los ánimos dieron color a un cotejo apretado, pero vistoso.

El desgaste físico era inminente, pero las jugadoras no dieron ningún balón por perdido, acción que fue recompensada desde las gradas. Comportamiento ejemplar, cuando horas antes en el mismo escenario, por el duelo entre las Selecciones de México y Panamá, se escuchó en varias ocasiones el polémico grito del “¡Eeeh, pu...”!, pero esta vez fue la excepción.

Los cánticos eran de aliento, el respeto hacia las jugadores imperó. El intercambio de insultos era entre las porras y una que otra palabra para el cuerpo arbitral que encabezó Lucila Venegas.

“Tengo cariño a Pumas, pero soy profesional. Me impresionó la respuesta de las porras”, expresó Leonardo Cuéllar, técnico de América. Ileana Dávila, entrenadora de Pumas, recordó que “Leo fue mi maestro, competir contra él es complicado, me voy satisfecha”.

Las auriazules dejaron el Azteca en silencio. Mientras, Lucero Cuevas dio muestra de humildad con sus seguidores en las afueras del estadio, el cual, abandonó a pie, en una tarde donde el “¡ódiame más!” se escuchó más fuerte.

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