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La pesca en alta mar, actividad poco regulada y que provoca graves deterioros a los ecosistemas marinos, está conformada principalmente por barcos y buques de seis países en el mundo.

Un estudio publicado hace unas semanas en la revista Science Advances revela que 77% de los barcos que explotan las aguas internacionales para pesca son de China, Taiwán, Japón, Indonesia, España y Corea del Sur, países que pagan una gran cantidad de dinero para subsidiar ese tipo de pesca que está dañando los ecosistemas marinos y sobreexplotando los recursos pesqueros en el mundo.

México ocupa el número 13 en la lista de países con más cantidad de buques pesqueros en alta mar, según datos de Global Fishing Watch en 2016, una organización dedicada al monitoreo de la pesca en el mundo, y que recoge esta investigación.

De acuerdo con este estudio, la flota pesquera de alta mar de México está compuesta por al menos 28 buques que operan sólo en el Pacífico Tropical Oriental. Y aunque la explotación que el país hace de los recursos pesqueros en aguas internacionales está por debajo de lo que aprovechan las naciones asiáticas, el estudio ofrece cifras sobre esa actividad en el país. En 2014, indica, “la flota de alta mar de México desembarcó 107 mil toneladas de pescado, con un valor de 252 millones de dólares”. Para ello, las empresas pesqueras recibieron 32 mdd en subsidios del gobierno.

El estudio, que tiene como autor principal a Enric Sala, investigador de la National Geographic Society, indica que en 2014, el costo de la actividad pesquera en altamar oscilaba entre 6 mil 200 y 8 mil millones de dólares, mientras que las ganancias obtenidas alcanzaban apenas mil 400 mdd, lo cual ni siquiera cubría el gasto. ¿Entonces cuál es la ganancia de la pesca en alta mar? Enric Sala apunta a que posiblemente algunas empresas estén explotando más recursos pesqueros de lo que informan a las autoridades marítimas y ganando más dinero de lo que reportan.

“Hay muy poco control de lo que ocurre en alta mar; ahora tenemos equipos satélitales que nos permiten saber con exactitud dónde y cuánto están pescando los barcos. Eso nos permite tener cierta interferencia porque hasta ahora los países no habían sido muy transparentes en cuanto la pesca en aguas internacionales”, comenta a EL UNIVERSAL.

Estas interpretaciones son dadas a conocer en la investigación liderada por este explorador, quien trabajó junto a investigadores de la Universidad de Santa Bárbara, el Global Fishing Watch y la iniciativa Sea Around Us (“El Mar Que Nos Rodea”), de la Universidad de Columbia Británica y la Universidad de Australia Occidental.

Esa investigación, explica Sala, se logró gracias al uso de datos satelitales que les permitió monitorear la actividad de 3 mil 620 navíos que operaban en mar abierto en 2014 y comparar esa información con los datos mundiales de pesca que posee Sea Around Us. “Nadie tenía hasta ahora los datos económicos de lo que cuesta y lo que se gana con esta actividad, nadie sabe el beneficio económico de lo que se está pescando, porque no es una actividad transparente”, dice.

A partir de esta investigación es posible saber qué países están pescando, el tipo de pesca que realizan y cuál es la rentabilidad económica de la pesca en aguas internacionales.

Además esta actividad provoca efectos ambientales, plantea el biólogo marino. “La pesca más destructiva es la de arrastre, que utilizan una red enorme y arrastra todo lo que hay en el fondo marino. Para darte una idea, hay algunos barcos de pesca de arrastre que tienen hasta 120 metros de longitud, las redes son tan grandes que dentro caben varios aviones y esas redes arrastran todo, matan todo, incluyendo corales que pueden tener miles de años de vida”, alerta.

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