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Cuernavaca, Mor.— A la vista de la feligresía y visitantes, los exconventos dañados por el sismo del 19 de septiembre se yerguen altivos como guardianes del tiempo, cargando 500 años de antigüedad, pero su alma está vulnerada y todavía convalece por el temblor de 7.1 grados de intensidad.

Al paso de los meses, dicen los habitantes de los pueblos, la reconstrucción de los 11 exconventos de Morelos aún no ofrece condiciones para ingresar y participar del culto religioso. Será muy difícil, dicen trabajadores de las parroquias, que la gente regrese; tienen miedo, no están seguros de que los monumentos aguanten otro sismo de igual o mayor intensidad.

San Mateo Apóstol en Atlatlahuacan, San Guillermo Abad en Totolapan y San Juan Bautista en Tlayacapan, los tres situados en la Ruta de los Conventos, son ejemplos del daño causado por el sismo y también del temor que tiene la gente por escuchar misa en esos recintos religiosos.

La tarde del martes 19 de septiembre el movimiento telúrico venció la estructura de los exconventos y derribó sus cúpulas, campanas, torres y estrelló sus muros.

“El sismo dañó 243 iglesias de los siglos XVI al XIX, incluidos 11 exconventos Patrimonio de la Humanidad; 55 iglesias del siglo XX; 37 bibliotecas; 32 exhaciendas; 10 casas de la cultura; 10 centros culturales; ocho museos; ocho instalaciones municipales; siete exestaciones de ferrocarril; seis zonas arqueológicas, y un teatro”, reportó el gobierno de Morelos en el Quinto Informe de labores.

San Juan Bautista, Tlayacapan. Construido en 1533, el majestuoso templo es uno de más dañados por el sismo y, de acuerdo con trabajadores y ayudantes religiosos, el desplome de una parte de su bóveda y el deterioro en muros y fachada, ahuyentó a la grey católica. Al jardín donde se improvisó un altar con un Cristo e imágenes alrededor, llegan pocos.

“La gente que entraba al templo ya no es la misma, ya bajó. Yo siento que no les gusta muy bien porque esta afuera —cuenta Rogelio Centeno, sacristán de la parroquia—. Dicen que la iglesia va a quedar bien, igual, pero la gente se espanta y dicen que ya no van a querer entrar”.

El padre Filiberto Arias les explica que su parroquia va a quedar bien y los anima durante las ceremonias religiosas en la capilla abierta, pero hay voces locales que aseguran que el daño fue tan letal para el exconvento que será cerrado a las misas y quedará únicamente como museo. Otros cuentan que se pretende construir una iglesia en los jardines para atender la necesidad de la grey católica.

Los daños. María Isabel Campos, directora del Centro INAH Morelos, afirma que la destrucción que provocó el temblor en los exconventos también se debe al tipo de mantenimiento que reciben y a modificaciones.

“Los materiales que se utilizan para el mantenimiento a veces no son los más convenientes o no fueron los más convenientes. Todos estos elementos, ante un sismo de 7.1 grados, evidentemente pegan al edifico que está vulnerable y detonan el riesgo del colapso como se dio, entonces fue un conjunto de intervenciones”, dice.

Además, añade, en los inmuebles ha habido intervenciones desde la época colonial; muchas de las plantas de los inmuebles no tenían cúpulas y luego se las colocaron. Los inmuebles van sufriendo alteraciones porque su uso social ha sido importante y se van adecuando, precisa.

San Guillermo Abad. A lo lejos se ven las heridas estructurales en una de sus torres; su fachada está desfigurada; el muro izquierdo, visto de frente, perdió su soporte y el interior esta sumamente maltratado por los daños de la bóveda.

La devoción hacia San Guillermo Abad, patrono de Totolapan, contiguo a Tlayacapan, creció luego del sismo porque consideran que su manto protector salvó de la destrucción a los santitos que lo acompañaban en el interior de la parroquia. San Guillermo sólo tiene un ‘rasguño’ en la barbilla y un Cristo registró ‘lesiones’ en un dedo, pero los demás ‘compañeros’ fueron rescatados sin ningún daño.

Ahora todos viven en una casa prestada, frente al exconvento, y los feligreses se organizan para cuidarlos y mantener en orden el sitio para la celebración de las misas.

Porfiria Ramírez Gil y su esposo se encargan de la custodia de los santos y de mantener limpio el sitio de celebración. Dice que hay confianza en los trabajos de reconstrucción pero no le dan fecha de terminación.

Acerca de cómo va la reconstrucción en Morelos, la delegada detalla que llevan un gran avance en los trabajos en monumentos históricos catalogados además de arqueológicos. “Nosotros atendemos directamente los que son de carácter federal. De esos siguen siendo 259 inmuebles”.

Asegura que el 19 de septiembre finalizarán 69 inmuebles y que, por ahora, mantienen en obra 176; en los que no tienen obra directa trabajan en dos proyectos de intervención, pero otro caso es el de los que tienen daño severo. “En 2019 va a ver cortes para la entrega de inmuebles y estamos pensando que 2020 pueda finalizarse el trabajo de aquellos que tienen daños severos y que son inmuebles muy grandes como los conjuntos conventuales”, sostiene.

La directora del Centro INAH dice que desde el año pasado siguen un plan maestro que contempla temporalidad de entrega y que se está cumpliendo. “Desde un principio se hizo una división en la afectación de los inmuebles en daño menor, moderado y severo. La tercera es más compleja la intervención y de entrada parecería que tardaría mas tiempo. “Tenemos alrededor de 50 de daño menor, con severo alrededor de 130 y el resto como moderado, aunque ningún inmueble donde todo esté severo. Son diferentes tipos de daños, ninguno con perdida total, todo se restaura, todo se recupera”, asegura.

Acerca de los costos de la reconstrucción, la funcionaria dice: “No puedo dar el cálculo. Financieramente se están usando dos grandes fuentes. Una tiene que ver con el seguro institucional y ese es un pago en especie. La aseguradora no entrega el recurso al INAH sino el inmueble restaurado y nuestra obligación es supervisar”.

La segunda parte, precisó, es el financiamiento del Fonden y desde el año pasado subieron a la plataforma todo lo que se necesitaba pero apenas empiezan a trabajar con Fonden, como por ejemplo las zonas arqueológicas. Es un recurso que además compartimos con todos los estados que sufrieron sismos”.

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