El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene una fe o una confianza tan grande en el Ejército, dice la politóloga, socióloga, académica e investigadora María Marván Laborde, que lo ha ido poniendo en tareas claves que ya no son solamente de seguridad pública y seguridad nacional. Eso ha llevado a una militarización en México como no se había visto en los últimos años, ante lo cual, el reto actual, agrega la ex comisionada presidenta del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (hoy ), es “de manera inteligente” a un país que hoy está teñido de verde olivo.

María Marván, junto con otros cinco investigadores del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM: Javier Martín Reyes, Sergio López Ayllón, Guadalupe Salmorán Villar, Juan Jesús Garza Onofre y Pedro Salazar Ugarte, acaban de publicar Érase un país verde olivo. Militarización y legalidad en México; un libro en el que documentan y revisan un siglo la tensa relación entre el poder civil y el poder militar, y desde allí analizan la situación actual que tiene a las Fuerzas Armadas con más poder que nunca.

Editado por Grano de Sal, el libro que para el politólogo José Woldenberg es una obra “indispensable” de investigadores del Instituto de Investigaciones Jurídicas, y que documenta cómo “el crecimiento desproporcionado de los grupos delincuenciales y su estela de sangre, en muy diversos territorios del país, ha sido el acicate de ese proceso” de militarización, apunta en el prólogo del libro que recién ha comenzado a circular.

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Érase un país verde olivo. Militarización y legalidad en México, aparece en un momento fundamental, en un año electoral que llevará a la llegada de una nueva presidencia de México, muy probablemente, encabezada por vez primera por una mujer y ante el complicado reto de buscar reducir, otra vez, el poder que le dieron a las fuerzas armadas durante este sexenio que esta por terminar.

Marván Laborde, doctora por la New School for Social Research, asegura que en la mente del presidente Andrés Manuel López Obrador, “lo crea él o no”, ha generado un discurso en el que nos dice a los mexicanos que él cree que la pureza de los militares es tal que se les puede encargar cualquier tarea, “la preocupación más grande en este caso es la militarización y el militarismo en sí mismo, se ha convertido a la Secretaría de la Defensa Nacional en la secretaría más poderosa del sexenio”.

Para ella, es necesario que ninguna de las dos candidatas ni el candidato a la Presidencia puedan vacilar como vaciló López Obrador a la sociedad, diciendo que los militares iban a regresar a los cuarteles de manera inmediata.

“Tendríamos que empezar a construir un camino de desmilitarización y que tiene que ser diseñado con mucha inteligencia, con mucha estrategia. La próxima Presidenta o el próximo Presidente... creo que todos pensamos que lo más seguro es que sea una Presidenta, tendrá que ofrecernos caminos, rutas y estrategias que vayan en este proceso de desmilitarización”, señala la ex consejera electoral del Instituto Federal Electoral (hoy INE).

Esa es la misma preocupación que manifiesta el doctor en Derecho por la UNAM y maestro por la Universidad de Columbia, Javier Martín Reyes, quien dice que independientemente del género de quien encabece la Presidencia en el próximo sexenio, el reto en materia de contención de las Fuerzas Armadas es muy grande.

“Los retos para la nueva Presidencia van a ser muy grandes y por eso precisamente habría que estar hablando de ese tema en este momento. Las candidaturas necesitan una posición clara. Yo quiero pensar que, así como históricamente las Fuerzas Armadas han sido leales al mando civil, eso se mantendrá”, indica el investigador, quien apunta que hoy, en términos de deliberación democrática, dado que es tan importante la presencia de las Fuerzas Armadas para la vida pública en tantos ámbitos, “las Fuerzas Armadas tienen que ser parte del debate público, y lo que veo es que, de momento, las candidaturas han estado muy lejos de tener posicionamientos tan claros como los que se necesitarían”, afirma Martín Reyes.

Ambos investigadores reiteran el punto central: que una vez que han sido empoderados, como se han empoderado en este sexenio a las Fuerzas Armadas, va a resultar sumamente complicado tratar de regresar a los militares a tener un poder mucho menor.

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Poder militar en ascenso

Lo que muestra Érase un país verde olivo es que cada día el Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina tienen a su cargo un mayor número de funciones que deberían serles ajenas, sin embargo, controlan los aeropuertos, las aduanas, los puertos y construcciones, como las obras emblemáticas de este sexenio: el AIFA, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, tareas que deberían de ser netamente administrativas.

“Esto hace que hayamos pasado de un proceso de militarización, que ciertamente como dice el libro, no inició con el sexenio de López Obrador en 2018, pero sí a un proceso de militarismo en donde se ve que las Fuerzas Armadas pueden tener una importancia tal que acometan cualquier tipo de tarea”, señala la politóloga que asegura que el Presidente convierte estas tareas en seguridad nacional y eso le permite una serie de excepciones a la ley en términos de transparencia, de procesos de licitación, de rendición de cuentas y de aprobación de presupuesto.

También aseguran que tiene que ver con el “profundo desprecio” que siente el Presidente hacia la administración pública y los servidores públicos, en los que “encuentra” problemas graves de corrupción, que dice querer acabar.

“Llama mucho la atención que no haya carpetas de investigación, que no haya personas señaladas y que no haya personas juzgadas, y mucho menos purgando alguna pena de cárcel; pero se plantea la entrada del Ejército como una suerte de ponerle cloro a una alberca, como si con el solo hecho de ponerle cloro, el agua dejará de estar verde y estar lo suficientemente limpia como para poder nadar en ella; desgraciadamente así no funcionan las cosas en los ambientes de corrupción”, afirma Marván.

Por su parte, Javier Martín Reyes apunta que las tres candidaturas a cargo de Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez, tendrían que decirnos cuál es su plan para cumplir con la Constitución y fortalecer a la Guardia Nacional. Tendrían que decirnos ¿cuál es su plan para que, de manera paulatina, progresiva, ordenada las Fuerzas Armadas pueden ir regresando a sus cuarteles y para que ya no estén realizando tareas de seguridad pública?”

El académico e investigador dice que necesitaríamos un “pronunciamiento claro, explícito, bien argumentado y fundamentado por parte de las tres candidaturas” sobre si ¿están de acuerdo con que estén militarizadas las aduanas, los puertos, la construcción de obras, las aerolíneas? Ahí tendrían que decirnos si sí o si no están de acuerdo los tres candidatos.

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“La posición que tiene el libro es muy clara. Nosotros creemos que las fuerzas armadas son muy importantes, pero sólo para las funciones que están constitucionalmente establecidas, en las otras, lo que nosotros pensamos es que tendría que haber un proceso de desmilitarización de diferentes esferas de la vida pública, que hoy están militarizadas”, sobre todo cuando el tema de la crisis de seguridad es algo que está presente en las campañas y lo estará todavía con mayor intensidad.

Populismo y militarismo

En Érase un país verde olivo, que reúne textos de los seis investigadores, hay una revisión histórica desde los tiempos en que un requisito no formal para ser Presidente de México era contar con galones de general, hasta nuestros días, al tiempo que narra la historia de la debilidad de los cuerpos policiacos que han llevado a las Fuerzas Armadas a tener mayor control de la seguridad pública, ante la tremenda ola de violencia y presencia del crimen organizado.

En esta revisión que hace un análisis detallado de la Constitución, de diversas leyes y de las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, hay un capítulo sobre la militarización en tiempos populistas en América Latina. Los autores señalan que no es un problema privativo de México, pero la realidad, dice María Marván es que hoy tenemos en México “un gobierno populista dirigido por un líder mesiánico que ha trabajado a lo largo de todo el sexenio y desde antes, cuando no era Presidente, a partir de esta división entre nosotros y ustedes; nosotros los buenos, ustedes los malos; nosotros el pueblo, y el pueblo es quien el Presidente decide que sea, y parte fundamental de este pueblo, es decir, de esta concepción populista, es la bondad incuestionable del Ejército”.

Ambos autores reconocen que a diferencia de varios países de América Latina, en México no hemos tenido un golpe de Estado. Y esperan que así se mantenga.

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