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Entre los múltiples hallazgos que el equipo del Proyecto Gran Acuífero Maya ha realizado en Quintana Roo en el que consideran el cenote más grande del mundo destacan un nuevo esqueleto de un individuo de 10 mil años de antigüedad.
La osamenta
, que se encuentra todavía en sitio, se suma a otros cuatro esqueletos de los primeros pobladores que anteriormente se han localizado en esa zona.
En conferencia de prensa en el Museo Nacional de Antropología , el arqueólogo encargado del proyecto, Guillermo de Anda, también reportó el hallazgo de un cenote con altares y escaleras que está dedicado al "Dios del comercio" (Ek Chuah), un espacio ritual que supone era utilizado por los comerciantes mayas como un punto de peregrinaje. Ahí, en ese peculiar sitio, los arqueólogos han registrado una gran cantidad de restos cerámicos y una máscara que representa a esta deidad maya .
Según De Anda, las rutas terrestres establecidas para el comercio que los mayas frecuentaban en sus travesías, generaba una necesidad de concretar puntos de “peregrinaje ritual”. “En su caminar hacia tierra adentro, tendrían que hacer paradas en altares y en lugares sagrados para hacer un intercambio con los dioses y, de alguna manera, ésta es una de las huellas que han dejado.” “La cueva del Dios del comercio”, nombrada así por los arqueólogos, tiene un templo en frente de la entrada, seguida por una escalinata que da acceso a la cueva.
La cantidad de restos arqueológicos y palentológicos en estos túneles del tiempo se concentran en 198 sitios, distribuidos en 347 kilómetros del subsuelo de Quintana Roo.
Ahí, en esas galerías inundadas, el equipo que cuenta con apoyo del INAH y National Geographic, han localizado contextos únicos y peculiares, como una cueva con restos de fauna del Pleistoceno incrustados en la pared. Según el arqueólogo, estos restos podrían suponer “un evento catastrófico que permitió que estos huesos quedaran en ese lugar. Aún falta determinar a qué pertenecen estos huesos pero se está integrando un paleontólogo en residencia al proyecto para entender estos contextos y cuidarlos como se debe”.
jpe