Más Información
Diputadas celebran a emprendedoras; reconocen a la doctora Araceli Alonso, incluida en las 100 mujeres líderes
Yasmín Esquivel defiende la reforma judicial en Con los de Casa; alejado de la realidad pensar que es una venganza política, afirma
Elección judicial: Aspirantes a cargos comparten carta de motivos y hasta currículum; “Justicia no debe ser inaccesible”, afirman
Niño de 3 años toca “la campana de la victoria” por vencer al cáncer; recibió quimioterapias en el IMSS
Tres de cada 10 estudiantes es víctima de violencia en planteles; exigen reforzar medidas de seguridad
abida.ventura@eluniversal.com.mx
El equipo del proyecto Gran Acuífero Maya (GAM), que encabeza el arqueólogo subacuático Guillermo de Anda desde hace un año en la Península de Yucatán, se ha enfocado en los últimos meses en explorar el inframundo de Chichén Itzá. Los laberintos que se despliegan en el subsuelo de esta antigua ciudad los ha llevado a toparse con un pasaje que podría conducirlos al cenote hallado debajo del templo Kukulcán, un espacio inédito que hasta ahora solo se conoce por la tomografía de resistividad eléctrica que investigadores de la UNAM dieron a conocer hace dos años.
En 2015, un equipo encabezado por René Chávez, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, reveló la existencia de ese cenote sobre el que los antiguos mayas habrían edificado uno de sus templos principales. Ahora, el equipo de Guillermo de Anda parece haber hallado en el edificio del Osario la clave de acceso. “En el Osario entramos a la cueva que está debajo de la estructura y hallamos un pasaje que está bloqueado, probablemente por los mismos antiguos mayas; entraremos otra vez y trataremos de desbloquearlo para ver si este pasaje nos lleva a la entrada del cenote que está debajo del Castillo”, comentó en entrevista el arqueólogo.
De Anda señala que uno de los objetivos de la exploración en Chichén Itzá es precisamente buscar túneles o pasajes subterráneos que conecten al cenote del Osario con el del Castillo. “Primero queremos comprobar su existencia porque nadie lo ha visto, solo tenemos las imágenes; después habría que explorarlo”, señaló el investigador que desde hace un año encabeza este proyecto que cuenta con la colaboración de National Geographic Society y el INAH.
El Osario, explicó, es una clave esencial para confirmar la existencia de la otra caverna por las similitudes que hay entre ambos edificios: “El Osario, siendo una especie de réplica del Castillo, está construido sobre una cueva, eso quiere decir que en el otro también podrá haber un cenote”.
Para esta fase de exploración, en el Proyecto Gran Acuífero Maya colabora James Brady, investigador de la Universidad Estatal de California, pionero en la exploración de cavernas en la zona maya.