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Alejandra Frausto no tiene oficina, pero en caso de que la alianza electoral “Juntos haremos historia” llegue a la Presidencia, se convertiría en la titular de la Secretaría de Cultura y no despechará en Arenal 40, al sur de la Ciudad de México, sino en Tlaxcala, “un lugar con un patrimonio importante y rescatable”. La mudanza, asegura, no vulnerará los derechos laborales de los trabajadores de la dependencia, pero reconoce que el primer paso será analizar la operación y ubicar dónde habrá “posibilidad de diálogo”. Una vez ganadas las elecciones, ya verán “cuál será la manera más lógica de operación”.
En diciembre, Frausto, egresada de la Facultad de Derecho de la UNAM, fue nombrada como la próxima secretaria de Cultura en caso de ganar Andrés Manuel López Obrador, candidato por el partido Movimiento Regeneración Nacional, el Partido Encuentro Social y el Partido del Trabajo.
Hasta ahora han hecho dos anuncios destacados en materia cultural, el primero es el cambio de sede a Tlaxcala. Al respecto, asegura estar consciente de que podría enfrentarse a una resistencia sindical. “Nos toca abrir la mente y crear alternativas para ver cómo le vamos a hacer, ese es el poder de la imaginación que podamos sacar para llevar a cabo un servicio público. Estamos ante la oportunidad de servir a todo un país. Los cómos estoy segura de que se van a encontrar de manera cercana, respetuosa, con un diálogo permanente, reconociendo la experiencia de toda esta gente”.
El segundo tema es la transformación de la residencia oficial de Los Pinos a un espacio cultural. Para ello abrieron un página web para que los ciudadanos propongan el uso que se le debería dar al lugar. En entrevista, Frausto reconoce que antes de definir qué es lo que harán, no sólo escucharán las propuestas de la gente, también tendrán que conocer el lugar. “Primero hay que ver qué hay adentro, no hay mucha gente que conozca lo que hay en estos edificios. No se trata de una obra faraónica de tirar edificios y hacer otra cosa, hay que hacer amable la infraestructura que está ahí y ponerla al servicio de una acción artística y cultural”, dice.
La reconstrucción del patrimonio histórico y artístico afectado por los sismos de septiembre del año pasado y del 16 de febrero, es un tema que no estaba contemplado y lo vislumbra “complejo y no de corto aliento”. Primero, una vez más, revisará los avances y los diagnósticos que deje la actual administración, pero adelanta que expertos del INAH, ingenieros y arquitectos capacitarán a las comunidades para que los propios habitantes colaboren en el proceso.
Revisiones y misiones culturales. Frausto, cercana a AMLO desde 2006 y ex titular del Instituto Guerrerense de Cultura, prefiere no hablar de un incremento al presupuesto cultural, sino de una revisión de cómo se gasta el que ya tiene asignado. “Hay que entender la mecánica interior de la secretaría, ver hacia dónde se está yendo la mayor parte del dinero y así tratar de crecer el porcentaje a los proyectos, a la comunidad y a que esto tenga mucha más vitalidad”.
Y añade: “Por ejemplo, los etiquetados es un tema que se tiene que revisar a fondo porque es un presupuesto que no te permite hacer una política cultural de nación. Hay muchas cosas que debemos analizar y creo que sí hay recursos con qué trabajar, pero hay que meternos a fondo, se requerirá un trabajo de profundidad y de mucha dedicación. Andrés ha sido muy claro en que habrá suficiente presupuesto para la Cultura”.
Frausto refiere que otra de las propuestas es generar un formato único de contratación artística desde Hacienda. “La ley no dice que no podamos hacer”, cuenta. Y, junto con Transparencia Mexicana y otros organismos, revisarán todos los procesos de dictaminación y selección de becas y de apoyos institucionales para la creación, además revisará el pago en especie pues asegura que hasta ahora no ha tenido ninguna curaduría.
Programas que implementó el actual gobierno —del que formó parte entre 2013 y 2017 como directora general de Culturas Populares—, como Cultura para la Armonía, que consiste en ver a la cultura como una herramienta de trasformación social y de desarrollo comunitario para zonas vulnerables; y Cine Sillita, que consistía en realizar proyecciones en canchas y terrenos baldíos, no sólo permanecerán, también serán un “proyecto central para desarrollar proyectos comunitarios en todo el país”.
“Hemos platicado mucho acerca de retomar la idea de José Vasconcelos que son las misiones culturales. Esto nos ayuda a reconocer los talentos creativos en cada comunidad, las misiones culturales tendrán en su mano un poderoso programa de alfabetización y de fomento a la lectura; un poderoso programa del fortalecimiento de los oficios y del patrimonio vivo de cada lugar, y una apropiación afectiva del espacio público. Esto va a arrancar desde los primeros días en caso de llegar a la administración, será un arranque en distintas regiones del país priorizando las áreas donde la situación es más crítica”, explica.
Para Frausto, el trabajo transversal con otras secretarías será prioritario. Con la posible secretaria de Gobernación, la ministra Olga Sánchez Cordero, emprende un programa de cultura y previsión de las violencias y otro sobre cultura y reinserción social; con la Secretaría de Economía trabaja en empresas creativas; con la del Trabajo, en un programa para jóvenes; con Medio Ambiente buscará “fortalecer la protección de la biodiversidad natural, pero también la cultural”; con Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano esta colaborando en un “proyecto de apropiación del espacio público”.
Sobre la infraestructura cultural, dice, le dará vida a la existente y echarán mano de creadores locales. Afirma que hay un interés particular en revisar el programa de los estímulos a la creación que tiene que ver con la retribución social e incentivar la participación de los más de mil 600 beneficiarios de becas con las comunidades.
La descentralización
—¿Tlaxcala sería la sede de la Secretaría?
—Tlaxcala sería la sede en la que yo estaría trabajando en caso de llegar a la administración, estaría con un equipo. El sector es muy grande y no significa que todo se vaya a trasladar para allá. En Tlaxcala hay una comunidad cultural muy vital, se generará un espacio de trabajo para las personas que tienen experiencia en el sector. En realidad la idea es darle fuerza al proyecto cultural en todo el país. Quizá iremos trasladando ciertas áreas de la secretaría. La infraestructura cultural que está donde está y con la vitalidad que tiene, ahí seguirá. No se vulnerarán los derechos de nadie para echar a andar este proyecto de descentralización.
—¿Pero cómo funcionaría?
—La oficina de la secretaría y un equipo que se mueva a la ciudad de Tlaxcala, pero será con pleno respeto a los derechos de quien trabaja en la secretaría de Cultura, en Reforma y en Arenal. Esto forma parte de un análisis de todas las áreas, cómo trabajan internamente y en dónde hay posibilidad de un diálogo.
—¿Pero tú te vas con el Oficial Mayor y subsecretarías?
—Hay que pensar en cómo funcionaría realmente este movimiento. Las subsecretarías no son grandes oficinas, son personas y hay que poner un puente claro de cómo va a funcionar. Yo quisiera ver primero cómo vamos a encontrar la estructura. No podemos adelantarnos hasta saber cómo va a quedar la estructura de la secretaría que se está solidificando. Veremos en ese momento cuál será la manera más lógica de operación. Todo este complejo sector tiene muchísimos empleados, personas que han laborado desde hace tantos años, prácticamente se han formado 11 sindicatos. Y confío en la condición humana de querer mover esta historia del país y querer transformar las cosas. La cultura, al fin, estará en un lugar estratégico y preponderante en el proyecto de nación, vamos a sacar lo mejor para que eso suceda.
—¿Continuarán con el proyecto de reconstrucción tras los sismos?
—Es inmenso el daño que hubo en patrimonio artístico, un patrimonio que tiene un sentido profundo de comunidad, representa sitios de reunión, es un patrimonio, como ningún otro, que la gente siente que le pertenece. Como no hay suficientes manos, suficiente fuerza de trabajo especializado que pueda restaurar y reconstruir lo que se dañó, vamos a proponer la creación de centros, escuelas de taller y oficio con los extraordinarios expertos del INAH, de la mano de ingenieros especializados y arquitectos, para que sean las propias manos de los jóvenes de las comunidades con la supervisión los que ayuden. Es un proyecto que no es de corto plazo. En caso de llegar, nos tocará revisar en qué situación quedará. Ojalá que los recursos a la reconstrucción del patrimonio fluyeran de una manera más rápida, pero eso seguramente ya lo están intentando. Es un tema que no esperábamos y que representa otro tanto del presupuesto a Cultura en un año y que se tendrá que gestionar de dónde provendrá.
—¿Buscarán más presupuesto?
—El presupuesto ha disminuido en los últimos años. Hay que analizarlo, quizá debamos redireccionar algunas cosas, buscar duplicidades y podamos tener ciertas economías. El presupuesto en Cultura siempre se siente que es poco, que no es suficiente, gran parte se va en el funcionamiento de una institución muy grande. Hay que poner un punto clave en el beneficiario, acortar los trayectos y el tiempo entre el presupuesto, la comunidad artística y los beneficiarios, y ayudar a simplificar este tiempo en que un artista es contratado y se le puede pagar por toda esta operación burocrática que es inmensa. Otra demanda es la revisión del pago en especie que no ha tenido ninguna rectoría desde el sector cultural, ni una curaduría.
—Los Pinos también es patrimonio, ¿cómo será intervenido?
—Muy poca gente lo conoce y se va a transformar en un espacio público. Primero hay que ver qué hay adentro, no hay mucha gente que conozca lo que hay en estos edificios. El patrimonio que exista ahí por supuesto que se preservará.
—¿Y cómo harán para la preservación del Palacio Nacional si ahí despachará el Ejecutivo?, ¿qué pasará con el museo, con la galería?
—El acceso a los bienes culturales que están abiertos al público permanecerá. En el Palacio hay espacios privados a los que no se puede acceder y se modificarán tanto para el despacho como para la posibilidad de que habite Andrés Manuel, como Juárez en su momento. De inicio seguirá donde está hasta que su hijo termine la escuela, pero sí hay una posibilidad de que viva en Palacio Nacional.
—¿Eso no restringiría el acceso que hoy existe?
No, los espacios abiertos se tienen que preservar y garantizar con los horarios lógicos. Hay mucho que conocer del propio Palacio, se le puede dar un uso importante en cuanto a la divulgación de la cultura.