cultura@eluniversal.com.mx

El cine en México llega este agosto a su 121 aniversario atrapado en contradicciones: por un lado, la producción, la calidad del cine nacional y la asistencia a películas mexicanas están en su mejor momento y hay un boom de público en salas comerciales; por otro, industria, creadores e instituciones no alcanzan un consenso sobre una mayor exhibición de filmes nacionales y la legislación en materia de cinematografía sufre tal rezago que incluso quedó en veremos una iniciativa aprobada en abril por senadores para decretar el 15 de agosto “Día Nacional del Cine Mexicano”.

El crítico Jorge Ayala Blanco subraya en entrevista que el cine mexicano está pasando por un momento muy contradictorio. “Por un lado nunca había habido tantísimas películas y jamás había habido películas de esta calidad y madurez que tienen ahora; por otro, ya sabemos que el cine mexicano está hecho para que truene a la primera semana en las carteleras. Lo que llega finalmente a las carteleras pues no es el mejor cine mexicano, que además está hecho para ser sacrificado; lo que llega serían las cintas más comerciales, en fin, comedias ligeras, sin demasiado interés”.

Ramón Ramírez, director de Relaciones Públicas de Cinépolis, explica vía telefónica que las cadenas exhibidoras están supeditadas a las películas que las distribuidoras ofrecen sin importar su país de procedencia y sin dar un trato diferente a las producciones mexicanas. Añade que el problema de fondo en la exhibición es la libertad de elegir del público al que no se le puede imponer un gusto personal.

“Muchas películas tienen una línea clara de cine de autor, que van hacia festivales, pero no necesariamente cumplen con historias que gusten al grueso de la gente”, aunque destaca que ésta también promueve el cine de autor en sus salas de arte y festivales.

Resume Ramírez que es bien importante entender qué es lo que le gusta a la gente y producir eso; destaca que el número de estrenos en el país ya no es mayoritariamente de Hollywood, pues el año pasado, de 425, “sólo 202 llegaron de Estados Unidos, 138 del resto del mundo y 85 (sic) mexicanas”.

De acuerdo con Canacine, el porcentaje de cine mexicano como proporción de la taquilla total pasó de 5.5% en 2009 a 8.9% en 2016, con un pico de 10.9% en 2013.

Ayala Blanco advierte que el éxito de películas mexicanas como las de Eugenio Derbez “sólo sirven para maquillar cifras”, al igual que aquellas que van a festivales internacionales. “El cine mexicano hecho para los festivales es otra manera de conformismo. Es un absurdo, es crear una ilusión, otra ilusión del cine mexicano: ‘sí triunfa en festivales por tanto lo estamos promoviendo’”. Pero acota que donde fracasa es en la exhibición, al presentarse en las peores condiciones y sin debida promoción.

Lo que dice la ley. Según el artículo 19 de la Ley Federal de Cinematografía, la exhibición de cine mexicano en salas comerciales está restringida a 10% del tiempo total y a un mínimo de una semana.

Lucila Hinojosa, catedrática de la Universidad Autónoma de Nuevo León y especialista en el TLCAN y el cine mexicano, dice que desde que se promulgó la Ley Federal de Cinematografía en 1992, a las dos semanas de haberse firmado el TLCAN, el cine mexicano vivió una crisis de la que se ha estado recuperando a partir de 2006. Esta ley, señala, abrogaba la anterior vigente desde 1949, que estipulaba que 50% de las pantallas se debería destinar a filmes mexicanos. “Desafortunadamente, con el alboroto del TLCAN, no nos dimos cuenta de que la nueva ley de cine ya se tenía trabajada para reducir hasta el 10% el tiempo del cine mexicano en pantalla”.

Incluso recuerda que el TLCAN es más “benévolo” que la ley mexicana, pues en él se establece que sea 30% de tiempo de exhibición total para el cine mexicano (Anexo I: Reservas en relación a medidas existentes y compromisos de liberalización, Lista de México, Sector: Comunicaciones, Subsector: Servicios de Esparcimiento, Cines), por lo que plantea primero revisar la legislación doméstica para saber qué se quiere renegociar en el TLCAN en cuanto a cine. También lamenta que desde 1992 el Congreso no haya querido dedicarle tiempo a revisar los problemas que enfrenta el cine mexicano y subraya que la creación este 2017 de la Secretaría de Cultura federal, que incorpora al Imcine y a Cineteca en su jurisdicción, “era un momento ideal para hacerlo, pero se desaprovechó”.

En cambio, el 20 de abril, el Senado aprobó por unanimidad una iniciativa propuesta en diciembre de 2016 por legisladores para decretar el 15 de agosto de cada año “Día Nacional del Cine Mexicano” y envió la minuta a los diputados para su discusión y votación, que primero será en la Comisión de Gobernación y, eventualmente, después en el pleno. Pero se atravesó el receso legislativo, del 1 de abril al 31 de agosto, y la comisión solicitó una prórroga hasta noviembre para dictaminar. Así, la nueva efeméride en el calendario oficial tendrá que esperar otro año, de aprobarse.

No obstante, la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), se adelantó al decreto oficial y decidió celebrar este 15 de agosto con ciclos de películas mexicanas contemporáneas “que simbolizan la diversidad y grandeza de nuestro cine e identidad”, en la Cineteca Nacional, con incluso una gala, y en las cinetecas de Nuevo León, Zacatecas y Tijuana.

Agosto, sin duda, es el mes del cine en México. El 6 de agosto de 1896 se presentó el cinematógrafo ante Porfirio Díaz en el Castillo de Chapultepec, el 14 de agosto de ese año se dio la primera función pública en el sótano de la droguería Plateros, en la calle Plateros (hoy Madero) y un día después, el 15, se proyectó la primera función para público general, con boleto pagado (50 centavos). A ello habría que añadir que Emilio Indio Fernández murió un 6 de agosto (1986), Ismael Rodríguez falleció el 7 (2004), Columba Domínguez el 13 (2014); y Dolores del Río nació el 3 (1904).

Blanca Alcalá, recién nombrada embajadora en Colombia y una de las senadoras promotoras de la efeméride, dice que la iniciativa obedeció a la necesidad de “visibilizar” al cine mexicano y hacerle un reconocimiento a lo que implica por su trascendencia y aporte no sólo a la cultura, sino a la economía del país, en alusión a que representa 15% del PIB de la cultura.

Reconoce que hay iniciativas sobre cine en el Congreso, pero que hasta el momento no hay consenso en cuanto al tiempo de exhibición de cine mexicano en pantallas comerciales. “En el debate se ha señalado que el obligar al uso de pantalla es un tema de competencia y de diversidad de elección; que necesitamos que haya muchas películas exitosas que por sí mismas hagan que por su demanda sea mayor la permanencia y no por decreto”.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses