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La prohibición del "lenguaje inclusivo" por parte del Gobierno francés, a partir de una serie de términos y usos que la Academia de la Lengua de ese país consideró "aberrantes", suscitó también un debate en Chile , que ha adoptado progresivamente las modalidades femeninas en su discurso.
Respecto de esta determinación, el destacado periodista y académico chileno Abraham Santibáñez, aseguró que "la insistencia en diferenciar sin necesidad entre los y las, bordea en algunas oportunidades el ridículo".
El miembro de la Academia Chilena de La Lengua agregó que la disposición de las autoridades galas y la sentencia de la Academia Francesa, parece ser "una medida adecuada ante una avalancha de exageraciones en la materia".
Santibáñez, Premio Nacional de Periodismo 2015 y miembro del país suramericano en la RAE, explicó que en el uso del lenguaje "son más que suficientes las disposiciones permanentes", pese a que en el español se insiste en la diferenciación por género, por ejemplo, al decir "ciudadanos y ciudadanas".
Estos términos se utilizan hace algunos años en el discurso político y social global, y también en el chileno, como cuando en septiembre pasado, el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género local invitó a través de su cuenta de Twitter a celebrar las fiestas "Matrias y Patrias", incluyendo así un enfoque de género en su mensaje.
Esta publicación levantó una pequeña polémica entre los usuarios de la red social, que más allá de las burlas y defensas que hicieron al respecto, demandaron la igualdad de género "más allá del lenguaje".
Sin desmerecer la lucha contra la violencia machista y las repercusiones que ha tenido en el idioma, Santibáñez remarcó que es necesario terminar con el sexismo en todos los niveles, pero es una labor a lograr desde "la educación, la cultura y el respeto".
"La inclusión es un tema cultural, más que formal. Es lo mismo, creo yo, que obstinarse en emplear eufemismos como 'personas en situación de calle' y otros para referirse a personas con algún tipo de discapacidad, ya que nos llevan a situaciones absurdas", dijo.
A su juicio, el uso y abuso de estas ambigüedades en el lenguaje van en contra de la "economía" del idioma.
"La gente no se muere, 'fallece'; a los viejos se nos trata de 'abuelitos', aunque no lo seamos", sostuvo, antes de acotar que un lenguaje "correcto" no se impone por decreto, se perfecciona, "respetando el uso sin despreciar a nadie", como plantea la propia Academia Chilena de La Lengua.
En relación al revuelo causado en Francia por esta decisión, Santibáñez declaró que "los franceses se han demorado más que nosotros en aceptar que hay títulos, cargos y profesiones en los que corresponde la forma femenina", como ocurre al mencionar a "la magistrada y no la magistrado", precisó.
El lenguaje inclusivo había sido defendido en Francia en círculos feministas, para quienes el lenguaje masculino no es neutro e implica una "invisibilización" de las mujeres, tal como se acusa también en Chile y otros países de habla hispana.
La publicación de un manual escolar el pasado marzo en el que por primera vez se optaba por ese tipo de escritura considerada "no sexista" puso de nuevo en el foco mediático las reivindicaciones de esos grupos del país europeo.
La Academia Francesa de la Lengua, no obstante, se posicionó claramente en contra en un comunicado difundido a finales de octubre, en el que sus 40 miembros, los llamados inmortales, alertaron de que "ante esta aberración 'inclusiva', la lengua francesa se encuentra ahora en peligro mortal".
"Si ya es difícil aprender una lengua, ¿qué sucederá si en su uso se añaden los sufijos alterados?", denunció esa institución, fundada en 1635 por el cardenal Richelieu para velar por el mantenimiento de la lengua francesa, y "responsable ante las generaciones futuras".
sc