En la última semana el candidato priista José Antonio Meade realizó dos virajes en su campaña, en un intento de salir del estancamiento en que lo ubican las encuestas. El primer cambio fue en el discurso, donde abandonó el discurso de choque y ataque a sus contrincantes, para hablar de una “política de conciliación y sin odios”; y el segundo viraje se dio con su acercamiento a dos liderazgos del priismo tradicional —alejados y golpeados por sus asesores— Manlio Fabio Beltrones y Miguel Ángel Osorio Chong, a quienes Meade buscó y se sentó con ambos en busca de atajar la queja insistente de los priistas por “alejamiento” y “desaire” del candidato hacia el partido que lo postula.

Los dos ajustes obligados llevan mensajes políticos claros. Primero afuera, donde la falta de efectividad del discurso de ataque a sus rivales no le funcionó y por eso le cambiaron a un tono conciliatorio y propositivo. Y segundo, hacia adentro del PRI y el gobierno, donde los acercamientos con Beltrones y Osorio se ven como la decisión del candidato de comenzar a cortarse el cordón umbilical que lo ata al canciller Luis Videgaray.

No es secreta la enemistad política de Videgaray con Manlio y Osorio, ni que éstos culpan al influyente canciller de ataques y campañas sucias a nivel político y mediático en su contra. Ese golpeteo, aunado a un diseño de campaña en el que a Meade lo aislaron estas semanas de contacto con liderazgos y dirigentes del priismo tradicional, generó una percepción de distanciamiento y hasta de rechazo del abanderado a la estructura del partido.

Meade fue este fin de semana a Hermosillo y se sentó con Beltrones, y luego en Hidalgo hizo lo mismo con Osorio. No sólo trata de cerrar cicatrices, sino que busca el apoyo de los liderazgos que no habían sido llamados por su equipo de campaña, por la animadversión de la dupla Videgaray-Nuño. Para decirlo claro: un acercamiento a Beltrones y a Osorio es al mismo tiempo un distanciamiento —habrá que ver de qué tamaño— de Videgaray y un intento por evitar divisiones y resquebrajamientos que resten eficacia a la mítica maquinaria del voto duro priista.

¿Cómo tomó su gran amigo e impulsor este viraje de José Antonio Meade? Seguro no muy bien. Y aquí un candidato como Meade, que no ha podido crecer y no le ha funcionado la estrategia cerrada al grupo Itamita, debe enfrentar el dilema: ¿cortar o mantener el cordón umbilical que lo une estrechamente a Videgaray? ¿Quién le aporta más, en votos, su amigo o Beltrones y Osorio?

NOTAS INDISCRETAS…Donde empiezan a calentarse las cosas es en la disputa por la Ciudad de México. El duelo femenino ya empezó y en el equipo de campaña de Alejandra Barrales se afirma que la morenista Claudia Sheinbaum “le copió la estrategia de imagen y de publicidad en sus spots”. Y lo dicen porque un comparativo entre los primeros anuncios de la ex delegada en Tlalpan, sin producción ni diseño de imagen, y los últimos spots que muestran un diseño y una producción donde la candidata de Morena aparece ahora maquillada, peinada y con efectos especiales y música en sus spots. En el cuarto de guerra de la candidata de Por México al Frente compararon los spots y concluyeron que la copia tuvo que ver con las últimas encuestas, como la de Indemerc, que arrojó que entre diciembre de 2017 y la primera quincena de enero de 2018, Sheimbaun bajó de 37.1 a 33.7, lo que representa una caída de 3.4 puntos, mientras que Barrales subió de 24.1 a 27.6, y el priista Mikel Arriola cayó de 11.5 a 8.6. Esos números llevaron al equipo de Morena a regañar y cambiar a sus creativos y a rediseñar su campaña con conceptos gráficos y de imagen personal muy parecidos a la de su contrincante del PRD. O sea que la contienda entre mujeres en la CDMX tiende a cerrarse y se puede volver de pronóstico reservado…En rechazo a “decisiones centralistas que no traen equilibrios políticos y regionales”, Antonio Aztiazarán se registró “por la libre” como candidato del PRI al Senado en Sonora. El sábado al mediodía, después de que en la mañana habían acudido juntos a registrarse Silvana Beltrones y Manuel Ignacio “Maloro” Acosta, Aztiazarán se presentó a desafiar a la que parece la fórmula oficial. “Si me aceptan mi registro, ganaré la Asamblea y seré candidato”, dijo el ex diputado federal originario de Guaymas y actual jefe de la Oficina de la Sedesol ¿Rebelión sonorense?…” Las elecciones se deciden en las urnas, no en los tribunales”, dijo el viernes en Nuevo León la magistrada Janine Otálora, presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, al inaugurar nueva sede del Tribunal en el estado norteño, donde se comprometió a que los magistrados deben dar certeza, pero los actores políticos tienen que respetar las reglas para que sólo el voto, decida en estas elecciones que calificó “históricas” ¿Para quién el mensaje?...Los dados abren con Escalera doble. La semana promete.

sgarciasoto@hotmail.com

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