Sin dar la cara públicamente y a través mensajes en su cuenta de Twitter, Emilio Lozoya Austin, lanzó ayer sendas amenazas de demandas “a quien corresponda, por daño moral y otros”, a quienes lo han acusado de haber recibido 10 millones de dólares en sobornos de la constructora brasileña Odebrecht. Calificó esos señalamientos como “acusaciones sin fundamentos” y negó conocer a los directivos brasileños que lo acusan. Y mientras crecen las voces de partidos y sectores políticos que exigen investigar a Lozoya y hasta detenerlo, él habla de “impunidad”, pero de quienes, dicen, lo acusan “sin sustento”.

En una clara estrategia jurídica, mediática y política, el ex director de Pemex, quien se encuentra en el ojo del huracán tras ser señalado por tres altos directivos de Odebrecht como el contacto que les pidió dinero a cambio de favores y contratos de obra, primero en la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto, en marzo de 2012, cuando le depositaron en varias transferencias 4 millones de dólares, y luego ya como director de Pemex en 2013 y 2014, cuando los testigos de la justicia brasileña, Luis Alberto de Meneses, Luis Mameri y Hilberto Da Silva, aseguran haberle transferido, tras varias reuniones con él, 6 millones de dólares a cambio de un contrato de 115 millones de dólares para remodelar la Refinería de Tula.

¿De plano se siente intocable o se sabe protegido el señor Lozoya Austin? Porque su actitud retadora, amenazante desde su escondite y escudado en sus influyentes abogados como Javier Coello Trejo, parece la de alguien que, si bien tiene derecho a defenderse y los medios para hacerlo, tampoco aporta pruebas de su inocencia ni se presenta ante la sociedad y menos ante las autoridades, que extrañamente tampoco lo investigan. El silencio del procurador Raúl Cervantes, en medio de los reclamos y voces que exigen una investigación a fondo, parece querer ocultar lo que hay detrás de la corrupción de Odebrecht en México con decisiones como declarar “reservada” toda la información que obtuvo la PGR de la justicia brasileña sobre los sobornos pagados en México.

¿Qué habrá detrás de todo este asunto que en el mismo gabinete se escuchan voces que aseguran que “Lozoya inventa su verdad para ocultar su realidad”? Emilio hizo demasiados enemigos en su paso por Pemex, desde un ex presidente de la República, de quién se dice que le envió al dueño de Tradeco, Federico Martínez, con una recomendación y que Lozoya lo trató “con la punta del pie”, hasta varios petroleros y proveedores de los más grandes y con presencia en medios a los que afectó y desplazó por no entrar al juego.

Hoy Lozoya no sólo tiene que responder por la corrupción de Odebrecht, sino por una serie de decisiones equivocadas y actos de ilegalidad que dejaron a la petrolera nacional en bancarrota. “Lo de Odebrecht puede ser el menor problema de Lozoya. Tendría que responder por su actuación en el caso Oceanografía, donde abogados que defendieron a Amado Yáñez y a Martín Díaz, acusan que detrás de la persecución y encarcelamiento de los dueños del mayor proveedor de Pemex, hubo una intención deliberada de Lozoya Austin de apropiarse de Oceanografía y que en algún momento le propusieron a Yáñez que entregara la empresa a cambio de su libertad”, afirma una fuente de alto nivel en el gabinete.

Las extrañas compras de Agro Nitrogenados en 2014 y Fertinal en 2016, por las que pagó 11 mil millones de dólares para una supuesta “reactivación de los fertilizantes”, que terminó bajando la producción y con pérdidas multimillonarias para Pemex, es otro expediente por el que no ha rendido cuentas Lozoya Austin, además de las múltiples denuncias de corrupción, venta de contratos y dispendios en su administración que terminaron llevando a la petrolera a la peor caída en la producción de su historia y a una deuda tan grande que las calificadoras internacionales estuvieron a punto de castigar con la calificación de riesgo del país.

El propio Lozoya, en comentarios hechos a cercanos suyos, afirma que él no recibió dinero de Odebrecht, pero apuntaba a que esos recursos llegaron a través de una “operadora financiera de un gobernador” y mencionaba en concreto el nombre de Nuvia Mayorga, ex secretaria de Finanzas de Hidalgo y actual titular de la Comisión Nacional de Pueblos Indígenas. Ayer Nuvia hizo contacto para negar rotundamente las afirmaciones del ex director de Pemex. “Yo nunca manejé ni recibí ningún dinero en la campaña. Mi cargo en el CEN priísta fue presidir la Comisión de Presupuesto y Fiscalización, nunca fui secretaria de Finanzas ni manejé recursos. No tengo nada que ver en este asunto (de Odebrecht) y hay quien utiliza cobardemente mi nombre para defenderse o eludir responsabilidades”, dijo la ex diputada federal del PRI.

Así que, por más protegido que se sienta Lozoya Austin y por más que ahora él hable de “impunidad” y amenace con demandas, sus enemigos son muchos y están dispuestos a cazarlo.

sgarciasoto@hotmail.com

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