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¿El gran dedo elector ha dado ya las primeras señales: el PRI, en un cambio de estrategia, apurará sus definiciones y elegirá candidato a la Presidencia de la República en las siguientes semanas, antes que otras fuerzas políticas. Salvo Morena —que siempre tuvo un único y virtual candidato— el tiempo se aceleró en el priísmo por instrucciones directas del presidente Enrique Peña Nieto que, primero ordenó a los aspirantes salir a la “pasarela” pública, y ahora ha dispuesto que el próximo viernes se defina el método (simulado, pero método al fin) que dará validez estatutaria a la decisión que tomen en Los Pinos y que, según la negociación con grupos internos, será por una Convención de Delegados.
La primera quincena de noviembre serán las definiciones en el PRI y en Los Pinos. En cuanto se apruebe el Presupuesto 2018 en la Cámara de Diputados, lo que podría ocurrir la primera semana de noviembre —aunque el plazo vence el 15— se desgranarán otras decisiones, como la designación del nuevo gobernador del Banco de México, que podría ligarse a la nominación del candidato.
En las cúpulas del PRI sólo ven ya a Miguel Angel Osorio, a Aurelio Nuño y a José Antonio Meade como los tres de los que saldrá el abanderado. Algunos dicen que Osorio, por su amplia ventaja en las encuestas, donde no lograron crecer ni con el aparato Meade y Nuño. Pero, del otro lado, afirman que Meade será el favorecido, a partir de su intenso proselitismo de las últimas semanas, y finalmente hay quienes piensan que tanto Osorio como Meade serían los más visibles, pero sólo para distraer y despejar el camino de cualquier golpeteo a Nuño, que sería el elegido de Peña Nieto por su cercanía afectiva.
En todo caso, la definición del Banxico puede ser clave. Si José Antonio Meade fuera enviado a esa posición estratégica una vez aprobado el presupuesto, sólo quedarían dos: o es Nuño, por afecto y cercanía, o es Osorio por experiencia y capacidad.
Un político y analista experimentado comparaba la decisión de Peña, por el poder unipersonal que encierra, con una analogía monárquica: “Si pensamos en un rey que tiene que decidir a quién hereda el trono, ¿a quién se lo dejaría: a su hermano, al tesorero de su reino o a su hijo?”. Cada quién ubique a los personajes.
El Presidente puede estar “engañando con la verdad” insisten en el PRI. En los últimos meses Peña Nieto ha cambiado sus descripciones cuando le preguntan en entrevistas por el perfil que tendrá el candidato de su partido a 2018. Primero le dijo al director de EL UNIVERSAL, David Aponte, el 31 de agosto pasado, que el candidato debe tener “una conducta y una trayectoria honesta, limpia, de reconocimiento y de prestigio”; luego un día después, le respondió a la conductora de Televisa Denise Maerker, que “lo más importante es un candidato leal con México, cuya única lealtad sea con México, cuyo único compromiso sea con México, sea una persona de trayectoria probada, con visión de lo que México necesita para seguir creciendo”; y finalmente el lunes, en un Foro denominado “Impulsando a México”, respondió a la misma pregunta: “que tenga una trayectoria en la que pueda acreditar conocimiento y experiencia en el servicio público y que tenga una propuesta clara”.
¿Quién de los tres mencionados reúne una o varias de esas características? Haga su apuesta porque la definición está próxima. Y el dedo se está moviendo.
NOTAS INDISCRETAS… Muy nervioso se puso Marcelo Ebrard con la revelación de que Andrés Manuel López Obrador no lo recibió personalmente en su reciente visita y le mandó a su operador de más confianza, Andrés López Beltrán. Incluso voceros oficiosos utilizaron sus espacios de radio para transmitir la negación del ex jefe de Gobierno de su reunión con López Beltrán, en la que le pidieron esperar a que pasara la elección para integrarse al proyecto de Morena. Para que no se preocupe tanto Marcelo, senadores, diputados y dirigentes de Morena, varios de ellos muy cercanos, nos confirmaron ayer, primero, que la reunión y el mensaje para Ebrard sí se dieron tal como nos informaron fuentes directas que conocieron del encuentro. Y segundo, y ahí es donde Ebrard no tiene por qué sentirse mal, nos aseguran que a ninguno de ellos los ha recibido personalmente López Obrador. “Nadie puede verlo últimamente, primero porque está muy ocupado recorriendo el país, apenas pasa un día en la Ciudad, y segundo porque él ha ordenado que todos los asuntos y citas las atienda su hijo Andrés Manuel, su operador personal”. Es más, nos aseguran esos dirigentes que Ebrard sí está “en el ánimo cercano” de Andrés Manuel y que éste lo ve muy bien y no olvida el gesto y la lealtad que el ex jefe de Gobierno le mostró cuando, a pesar de haber ganado dos de las tres encuestas internas en 2012, se hizo a un lado y le dejó el paso libre al tabasqueño. Eso se lo va a pagar con creces a Marcelo Ebrard, sólo que después del 1 de julio. Así que sereno Marcelo y calme a sus perros… Se baten los dados. Escalera doble. Subida.
sgarciasoto@hotmail.com