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En materia de debates entre los presidenciables cada quien habla como le va en las encuestas. Fuera de las confrontaciones oficiales que marca la ley electoral como obligatorias, cuando se trata de debatir de manera espontánea y voluntaria, a solicitud de medios de comunicación o cualquier otro organismo privado, los candidatos de todos los partidos suelen aplicar cínicamente la ley de la conveniencia: si el abanderado va adelante en las encuestas y siente que el debate es un “riesgo” para su campaña, dirá que no y declinará cualquier invitación; pero si se trata de los que van abajo en la contienda, entonces estarán más que dispuestos para debatir, pedirán la mayor cantidad de debates espontáneos, aduciendo el “interés ciudadano de contrastar propuestas e ideas” y hasta retarán engalladamente al puntero para exhibir su negativa a debatir.
Eso vemos tras el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que autorizó la realización de debates no oficiales en los 20 días que quedan de intercampañas, corrigiendo —una vez más— la prohibición del INE de sólo validar los tres debates oficiales en las campañas formales. Fue una queja del PRI y su candidato José Antonio Meade, tercer lugar en las encuestas, secundados por los industriales de la CIRT y TV Azteca, lo que dio pie a que los magistrados permitieran los debates extraoficiales, por un criterio de “libertad de expresión”.
Y fueron el tercero y segundo lugar en las encuestas, Meade y Ricardo Anaya los primeros apuntados y hasta lanzaron retos al rejego puntero. “Que le entre”, “que si tiene pantalones”, “que si tiene miedo a debatir”, “que si los ciudadanos quieren confrontación de ideas ”, dijeron el priísta y el panista en abierta provocación a Andrés Manuel López Obrador para que debata con ellos en foros mediáticos.
Pero como dicta el manual de conveniencia, López Obrador siguió la máxima del primer lugar y capoteó con una “verónica” a sus urgidos contrincantes: “Me quieren echar montón. Si tienen muchas ganas de debatir Meade y Anaya, que debatan entre ellos”, respondió el de Morena, quien dijo que no responderá a provocaciones “machistas” de sus contrincantes.
Fue lo mismo que hizo Enrique Peña Nieto hace seis años cuando las encuestas lo colocaban como el primer lugar y favorito para ganar aquellos comicios presidenciales. “Declinamos su amable invitación, pero el candidato no asistirá”, dijo el coordinador Luis Videgaray en una carta a Carmen Aristegui que, justo por estas fechas, el 11 de marzo de 2012, invitó a debatir a los tres candidatos principales en el espacio que entonces tenía en MVS. Peña también se negó a ir a un foro de la Universidad Iberoamericana con sus contendientes y las reacciones no se hicieron esperar: “No sorprende que Peña Nieto no quiera debatir con sus contrincantes, es un candidato débil y sin ideas”, decía el académico John Ackerman en Proceso, el mismo que hoy justificaría la negativa de López Obrador. “Enrique Peña y Josefina Vázquez Mota reventaron el debate convocado por Carmen Aristegui”, escribía Rafael Cardona en 24 Horas.
Hoy esas mismas críticas y los mismos señalamientos se le hacen a López Obrador, aunque no por las mismas plumas. Pero está claro que, como siempre, los candidatos, todos, se guían por conveniencia y pragmatismo: “Debato solo si me conviene y lo necesito o si la ley me obliga”. Eso sí, en los tres debates oficiales del INE, a partir del 31 de marzo, aquel candidato que se niegue repetirá el error histórico de la soberbia y la silla vacía que en 2006 tanto le costó al mismo López Obrador.
NOTAS INDISCRETAS…Apenas se registró ante el INE y Ricardo Anaya voló en avión a Chile y a Alemania. Dicen en su cuartel que el viaje “estaba agendado hace semanas”, aunque otra versión indica que el panista organizó el fin de semana un viaje relámpago para buscar “apoyos internacionales” en la socialdemocracia de la poderosa Angela Merkel, y la derecha chilena con el recién llegado Sebastián Piñera, porque sabe que la ofensiva del gobierno mexicano en su contra se recrudecerá en los próximos días, hasta con posibles ataques del otro lado del Río Bravo. ¡SOS! Internacional, grita Anaya a Europa y Sudamérica…Mientras algunos le suman rayas al tigre, otros le añaden condiciones a su petición de licencia. Miguel Ángel Mancera dijo ayer que no se va a ir del gobierno de la CDMX hasta que Ricardo Anaya y los dirigentes del Frente no le den un documento firmado en donde se comprometen a que impulsarán un “gobierno de coalición” de llegar al poder. Dijo que con ese documento, podría incluso separarse de su cargo antes de que el tribunal federal defina si su candidatura es o no viable. En fin que Mancera está como las novias de pueblo, antes de dar el paso pide su “papelito habla” ¿No será que tras el intenso golpeteo a Anaya el jefe de Gobierno ya no está tan seguro?..Serpiente mandan los dados. Mal tiro.
sgarciasoto@hotmail.com