La administración Peña Nieto alista detalles para nuevos movimientos en su gabinete, que en la mayor parte de los casos tendrán el ánimo de liberar a varios de sus colaboradores para que contiendan por bancas en el Congreso federal u otros cargos de elección popular.

En este bloque está previsto incluir una nueva rotación (la tercera del sexenio) en la Secretaría de Desarrollo Social, que ocupa actualmente un peñista puro, Luis Miranda, quien sería relevado por una estrecha colaboradora de José Antonio Meade, Vanessa Rubio Márquez, actual subsecretaria de ramo en la Secretaría de Hacienda. La motivación básica es que Miranda será candidato. Pero ese ajuste tendrá más de una lógica.

Desde septiembre de 2015, cuando él mismo asumió la titularidad de Sedesol, Meade ha acumulado una pequeña montaña de agravios infligidos por su antecesora en el puesto, Rosario Robles, actual responsable de la Sedatu. Los temas van desde ataques personales hasta casos de corrupción en el equipo de la señora Robles, que Meade no destapó en su momento y que ahora le han empezado a ser echados en cara, como herencia incómoda, en su calidad de virtual candidato presidencial del PRI. De acuerdo con los indicios disponibles, ha llegado el momento de hacer cuentas.

De acuerdo con fuentes consultadas al respecto, la confrontación alimentada por la señora Robles Berlanga arrancó casi con la administración actual. La motivación original fue la temprana pugna de futurismo presidencial que protagonizaron el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el entonces secretario de Hacienda y hoy canciller, Luis Videgaray. Rosario formó filas con el primero, mientras que Meade se identificó con el segundo.

Hacia inicios de 2015 era ya muy visible la cercanía de Meade con Peña Nieto. Si bien era el secretario de Relaciones Exteriores, frecuentemente asistía en Los Pinos a reuniones del gabinete social, lo que agudizó los resquemores de la responsable de Sedesol, Robles. Ella sostenía de suyo una batalla cotidiana con el primer círculo del equipo presidencial y con virtualmente todo el sistema PRI, donde se le consideraba una advenediza. Era notorio, sin duda, que la polémica ex dirigente del PRD y ex jefa del Gobierno capitalino hubiera debutado en el PRI al frente de una dependencia con la envergadura de Sedesol.

Al relevarla en esa posición, en septiembre de 2015, Meade se encontró que con la complacencia de la señora Robles, la Sedesol estaba copada por delegados estatales y otros funcionarios ligados a Osorio Chong.

Apenas en julio pasado, en medio de un escándalo filtrado por el gobierno local, el delegado de Sedesol en Hidalgo, Onésimo Serrano, pudo ser removido del puesto. El fue subsecretario durante el gobierno estatal de Osorio Chong (2005-2011). Tras su remoción, casi de inmediato fue nombrado por Rosario Robles delegado de Sedatu, desde donde se promueve como aspirante a diputado federal. Su relevo fue el señor Víctor Velasco Orozco, ex secretario particular del gobernador Osorio. En su nueva tarea es ahora jefe del delegado de Prospera, Antonio Lechuga Reyes, ex secretario privado en la misma administración…

En febrero de este año, la Auditoría Superior de la Federación reportó que sólo en 2015 hubo desvíos en Sedesol por casi 1,800 millones de pesos, parte de un esquema gigantesco que en septiembre pasado fue presentada por el sitio digital Animal Político como La estafa maestra, con maquinaciones para las que se usó a universidades públicas estatales para disfrazar la malversación de al menos 7 mil 670 millones de pesos.

Analistas como Jorge Castañeda están esgrimiendo que aun concediendo que José Antonio Meade no porte en su trayectoria personal imputación alguna de corrupción, podría ser señalado de omisión si no se deslinda públicamente de este tipo de malversaciones que sin duda fueron de su conocimiento, como lo difundieron desde entonces sus colaboradores cuando recién llegaron a Sedesol, donde habrían encontrado expedientes escandalosos dejados en el armario por Rosario Robles.

Entre esos colaboradores llegados con Meade a Sedesol se encontraba desde entonces Vanessa Rubio, quien laboró con Meade cuando éste fue secretario de Hacienda en el gobierno de Felipe Calderón. Luego la nombró subsecretaria tres veces sucesivas: en Relaciones Exteriores (de América Latina y el Caribe), en Sedesol (Planeación, Evaluación y Asuntos Regionales) y Hacienda, donde es la primera mujer a cargo de su actual posición.

Rubio Márquez (ciudad de México, 1972) estudió Relaciones Internacionales en la UNAM y tras obtener una beca del gobierno británico, una maestría en Ciencias en la London School of Economics. Acumula más de 20 años en el servicio público, 13 de ellos en temas hacendarios.

No será necesario mucho tiempo una vez que ella asuma como titular de la Sedesol para saber si su mandato es airear la podredumbre acumulada en la dependencia. Con ello evitaría que los cadáveres dejados ahí se le atraviesen a Meade Kuribreña en su campaña por la Presidencia. No hacerlo así podría ser el mayor error político de ambos.

rockroberto@gmail.com

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