Según cifras oficiales el sismo del martes ha dejado hasta ahora alrededor de 200 personas muertas y poco más de 2 mil heridas. Pero la cifra que aún no se conoce es la de quienes temporal o definitivamente se quedaron sin techo, y este número se antoja gigantesco.

Los daños estructurales de las viviendas ubicadas en las zonas afectadas son todavía difíciles de cuantificar porque los expertos en protección civil no se dan abasto para cubrir la abrumadora demanda de diagnóstico que con prisa les requiere.

Por todas partes hay escaleras rotas, trabes quebradas, columnas con fisuras, fugas de gas y agua, pisos cuarteados y yeso en pedazos. ¿Qué tan grave es el daño de cada inmueble? Tardaremos varios días y quizá semanas antes de saberlo, pero, mientras tanto, el sentido común ha llevado a que miles abandonen su vivienda.

Por temor a que una réplica o un problema estructural lleve abajo las construcciones, son demasiados quienes hoy padecen esta circunstancia.

Los que tienen mayor fortuna se han mudado a vivir a casa de un familiar, un amigo o algún conocido. La solidaridad mexicana en esto es proverbial. Un pedazo de colchón o de sofá no se le niega a nadie. Hay, sin embargo, quienes no han tenido esta suerte y llevan un par de noches durmiendo en la calle.

De todos los problemas que el sismo impuso, éste no ha merecido todavía suficiente atención. No obstante, este fenómeno debería ser encarado con sentido de urgencia.

Los servicios de protección civil tendrían que inspeccionar, en los próximos días, con rigor y la mayor seriedad, cuanta denuncia se presente sobre posibles daños en edificios y viviendas. Sin un diagnóstico a la vez rápido y puntual, la desconfianza y la sensación de inseguridad harán que este problema se prolongue innecesariamente.

Otro desafío de las siguientes semanas será financiar la reconstrucción de las edificaciones que sí habrían experimentado daño estructural. A juzgar por los testimonios y las imágenes compartidas, durante las últimas 48 horas, son varios miles de viviendas las que van a necesitar inversión antes de volver a ser habitables.

El Fondo para Desastres Naturales (Fonden) habrá de ser alimentado con recursos muy importantes para atender esta demanda, principalmente porque en México no hay cultura del aseguramiento para vivienda, y también porque el dinero indispensable para recuperar los inmuebles es muy superior a los medios con que cuenta la mayoría de las familias.

Puede ser que, a diferencia de 1985, la pérdida en vidas humanas sea inferior, pero el sismo del martes no fue parco a la hora de castigar con los daños materiales y patrimoniales de las víctimas.

Una tercera medida que parece también indispensable para el amplio grupo de los sin techo es la instalación de albergues. Ciertamente en estos primeros días pareciera haber oferta suficiente, pero la demanda en adelante tenderá a crecer. Una cosa es acampar en casa del pariente por una o dos noches y otra muy distinta será hacerlo por semanas o inclusive meses.

ZOOM: Debe ser tarea solidaria del Estado, las universidades, las organizaciones de la sociedad y el sector privado la provisión de centros de acogida para quienes necesiten resguardo. Nos toca a todos, sin mezquindad ni egoísmo.

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