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Numerosos reportes de prensa del otro lado de la frontera dejan clara la posibilidad real de que, en los próximos meses, Estados Unidos invoque el artículo 2205 del TLCAN y manifieste su intención de denunciar dicho instrumento. Conforme a lo dispuesto por este artículo, la denuncia de una parte podrá realizarse seis meses después de la notificación respectiva. A continuación se presentan algunas consideraciones ante este escenario.
Apertura comercial
: mucho se ha discutido del diferencial de aranceles entre México y Estado Unidos. Al quedar sin efecto el TLCAN, el intercambio entre México y Estados Unidos se regirá por los aranceles bajo la OMC. Los aranceles que aplica México, conforme a sus compromisos en la OMC, son más altos. Por ello, el gobierno deberá hacer un análisis cuidadoso para determinar los aranceles que va a reducir con el objeto de mantener, en la mayor medida posible, el intercambio comercial. Al realizar este ejercicio, existe el riesgo de que, a medida que la elección presidencial se aproxime, dicho análisis pudiera contaminarse por intereses electorales. Ello debiera evitarse a toda costa.
Materias cubiertas únicamente por el TLCAN
: deberán buscarse alternativas en aquellas materias reguladas exclusivamente por el TLCAN. Dos ejemplos son compras del gobierno y protección de la inversión. Por lo que toca a obligaciones en materia de compras del sector público, México deberá valorar la conveniencia de adherirse al Acuerdo sobre Contratación Pública de la OMC. Con respecto a las disciplinas sobre protección de la inversión, la denuncia del TLCAN dejaría sin efecto las disposiciones de dicho instrumento que protegen la inversión extranjera (incluyendo el mecanismo de solución de controversias entre inversionistas y Estado) respecto de Estados Unidos. En primer lugar, habría que tomar en cuenta que no existe ningún estudio que, de manera clara y contundente, demuestre que proteger la inversión extranjera aumenta automáticamente los flujos de la misma. En cuanto a las alternativas, una de ellas sería otorgar dicha protección a través de la legislación nacional, así como dar a los inversionistas extranjeros acceso a mecanismos arbitrales similares a los que contempla el TLCAN. Adicionalmente, y posiblemente de mayor impacto, sería el envío de mensajes de certidumbre y cumplimiento de la ley a inversionistas extranjeros, por ejemplo, procesando a aquellos funcionarios federales o locales que han sido acusados de actos de corrupción.
Apertura de mercados
: La diversificación ha formado parte de la política comercial de México desde 1995. Se deben buscar mecanismos para potenciar los acuerdos comerciales existentes. Debe irse más allá de las reglas de comercio y crear verdaderas sinergias con los sectores privados de los países con los que hemos suscrito acuerdos. Adicionalmente, también deberían finalizarse las negociaciones comerciales en curso (desde luego siempre que su conclusión facilite el acceso de productos y servicios mexicanos a otros mercados). Por último, debe haber un verdadero acercamiento para buscar alternativas comerciales con otros países como China o India.
Fortalecimiento de los mecanismos multilaterales de solución de controversias
: Por último, sin TLCAN, las disciplinas multilaterales serán las únicas que rijan nuestra relación comercial con Estados Unidos. Para asegurar el cumplimiento de las mismas se requiere de un esquema de solución de controversias que otorgue certidumbre y confiabilidad a sus usuarios. Por ello, la actual crisis por la que atraviesa el mecanismo de solución de controversias de la OMC es preocupante y su solución debiera ser de la mayor prioridad para México.
Es claro que, de concretarse, la denuncia del TLCAN creará muchas olas. Algunas simplemente de óptica y de percepción, pero también habrá otras totalmente justificadas, especialmente con base en la estrecha relación comercial que se tenía con Estados Unidos. Si Estados Unidos denuncia el TLCAN, México debe reinventarse en todos los sentidos. De la mano de tratar de mantener los flujos de comercio e inversión, México no puede mantenerse en la inopia de temas que, con o sin TLCAN, son de atención urgente, tales como la desigualdad, el estado de derecho, la corrupción y la educación. La denuncia del TLCAN no debe generar pánico, sino verse como una oportunidad.