Más Información
Anuncian instalación de 25 albergues en la frontera con EU por amenaza de deportación masiva; Rosa Icela dialoga con gobernadores
Tras denuncias en Infonavit, revelan fraude en Yucatán; resurge caso del Cártel Inmobiliario de los Mañé
El secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, inició el viernes pasado en México una gira por países latinoamericanos. En tono de advertencia sobre los dos grandes peligros que, según él nos acechan, fijó aquí las líneas discursivas del mensaje que llevó a la región durante esta semana: China expande sin empacho sus prácticas comerciales abusivas y Rusia interviene en los procesos democráticos de sus países.
Qué desvergüenza la del encargado de la política exterior de Donald Trump: viene a México a advertirnos del intervencionismo ruso y chino —¿o a ordenarnos que lo impidamos?— en un proceder abiertamente intervencionista. ¡Aguas con que ellos intervengan, que para eso estamos nosotros!, es el fondo de sus dichos y de sus hechos.
Es de un cinismo olímpico que esta especie de procónsul imperial venga a quejarse de prácticas comerciales abusivas, cuando su país es el que más abusos ha cometido en la explotación de la riqueza de América Latina y ahora amenaza con destruir acuerdos comerciales como el TLCAN por convenir así a sus intereses.
Es verdaderamente esquizofrénico que el representante del país que más golpes de Estado ha promovido en la región, venga ahora a advertirnos de los “tentáculos rusos” en nuestras elecciones, cuando las evidencias muestran que esos brazos, sin duda largos y poderosos, solamente han tocado a los comicios que llevaron a Trump a la Casa Blanca.
Tillerson, desde aquí, después de advertir sobre el intervencionismo ruso, alentó al ejército de Venezuela a dar un golpe de Estado. ¿No fue eso una declaración intervencionista, sin que aceptarlo signifique soslayar la crítica situación que atraviesa el pueblo de esa nación? Qué otra cosa cabe esperar de un gobierno como el de Trump que al considerarnos “países de mierda” sólo ha explicitado lo que sus antecesores siempre pensaron, pero nunca dijeron.
Por eso alentaron el golpe de Estado que elevó al poder en México en 1913 a Victoriano Huerta; por eso derrocaron en 1954, con la participación de la CIA, al presidente Jacobo Arbenz, democráticamente electo por el pueblo guatemalteco; por eso apuntalaron y protegieron a los dictadores Leónidas Trujillo en República Dominicana (1930-1961), a Alfredo Stroessner en Paraguay (1954-1989) y a Anastasio Somoza en Nicaragua (1967-1979); por eso promovieron en Chile (1973) el golpe militar del sanguinario dictador Augusto Pinochet, que a punta de metralla arrebató el poder a la Unidad Popular de Salvador Allende; y respaldaron el terrorismo de Estado de las juntas militares argentinas encabezadas por Rafael Videla, Roberto Viola y Leopoldo Galtieri (1976-1983).
Todo eso es expresión de una misma doctrina que padecemos desde 1825, en los tiempos de las intervenciones militares a México: la Doctrina Monroe, que proclama “América para los americanos”, pero en la que los únicos americanos son los estadounidenses.
Tillerson, y el establishment washingtoniano nos han visto y nos siguen viendo como su patio trasero. Cosa de ellos, no lo podemos cambiar. El problema es que para que eso haya ocurrido no sólo se necesitan inquilinos de la Casa Blanca que promuevan esa idea, sino presidentes en México y América Latina que lo permitan. Ambas condiciones han sido constantes durante los últimos doscientos años.
Escuchar a Tillerson con tales declaraciones fue como oír a un burro hablando de orejas.
INSTANTÁNEAS: 1. PETRÓLEO. Quienes hacen eco aquí a la patraña de la injerencia rusa, aseguran que el interés estratégico de Moscú es el petróleo mexicano. Tendrán que apurarse los rusos porque ya casi se está adjudicando todo. En la llamada Ronda 2.0 de aguas profundas, la petrolera que arrasó fue la angloholandesa Shell, una a las que, por cierto, se expropió en 1938. De los 29 bloques que se licitaron, diez se declararon desiertos y de los 19 adjudicados, Shell se quedó con seis. Otros dos, menos mal, fueron para Pemex en asociación con otras petroleras extranjeras.
2. EL RECHAZO YUCATECO. Muy poco se dijo que la ronda 2.0 ofreció 30 bloques, pero que antes de la subasta se canceló uno. Se trata de un bloque enorme del tamaño de Querétaro, ubicado frente a las costas de Yucatán. Protestas de pescadores y prestadores de servicios turísticos, apoyados por funcionarios del gobierno estatal y de poderosos políticos con intereses en la entidad, presionaron para esa cancelación.
3. INVESTIGACIÓN. Lo que nos faltaba: la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación y su Unidad de Evaluación y Control (UIC) investigan irregularidades cometidas por el ex auditor superior Juan Manuel Portal Martínez, según confirma un oficio firmado por el secretario técnico de esa instancia, Isaac Rojkind Orleansky (¡no es ruso eh!).
4. CIERRES. Pasado mañana cierran las precampañas presidenciales. Ricardo Anaya lo hará en Iztapalapa, bastión perredista; AMLO en Guadalajara, entidad con la tercera lista nominal más grande del padrón; y José A. Meade en Tlalnepantla, emblemático bastión priísta con la lista nominal más grande del país.