Con los datos disponibles hasta ahora y la aplicación estricta de la lógica, es casi seguro que esta mañana el gobierno electo de AMLO avale la viabilidad del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) .

Aceptará, por lo tanto, que el proyecto alternativo de mantener la actual terminal aérea y ampliar su capacidad con dos pistas más en la base militar de Santa Lucía es de una enorme complejidad operativa, que generaría interferencias entre una y otra, lo que compromete la seguridad aérea y que, para conjurar ese riesgo, sería preciso reducir el número de despegues y aterrizajes. Es decir, resultaría más caro el caldo que las albóndigas.

Si ese es, como parece, el sentido del dictamen del estudio presentado por el equipo de Javier Jiménez Espriú , las alternativas serán: 1. Continuar con el proyecto financiado con recursos públicos ;

2. Concesionar la obra a la iniciativa privada; o 3. Promover un esquema de inversión pública-privada.

El informe, como se sabe, fue entregado por Jiménez Espriú la tarde del miércoles, junto con el anuncio de que los detalles se darían a con conocer ayer jueves. Horas antes, sin embargo, la conferencia de prensa fue pospuesta para hoy a las nueve, con el argumento de que en la madrugada había llegado información relevante de organismos internacionales que era preciso analizar e incorporar al dictamen del estudio.

Los organismos internacionales involucrados son la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI) , la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) y el Fondo de Investigación del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MITRE) . Consultados por este reportero, los dos primeros dijeron no haber enviado a México información reciente. El tercero ni avaló ni desmintió que lo haya hecho.

Los tres han trabajado muy de cerca con el proyecto y en repetidas ocasiones han dado su visto bueno, y destacado la complejidad del proyecto de Santa Lucía y su inviabilidad a largo plazo para resolver la saturación de las operaciones aéreas en el Valle de México, según nos confirmó anoche el vicepresidente de Operaciones y Seguridad Aérea de la IATA, el capitán mexicano Gilberto López Meyer, ex director de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) y ex director de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).

¿Qué obligó entonces a posponer la conferencia sobre los detalles del dictamen?

Sin duda la resurgida insurgencia del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco que el martes en la mañana llevaron sus protestas contra el NAICM hasta la casa de transición de AMLO.

Pero también los temas de corrupción en que han incurrido, según denuncias recientes, algunos directivos del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) , la sociedad anónima con participación mayoritaria del gobierno federal, encargada del diseño, desarrollo y construcción del proyecto.

Y es que mucho ruido causó en el equipo de transición que un ex funcionario del GACM, Carlos Noriega Romero, despedido por malos manejos, se haya infiltrado en ese grupo con la aparente intención de bloquear una investigación que toca al ex director del grupo y ex gobernador de Hidalgo, Miguel Ángel Núñez Soto. Se presume que dinero de esa entidad y del NAICM habría servido para financiar su negocio en la construcción de miles de viviendas de interés social de Davivir Desarrollos Inmobiliarios S.A. de C.V.

El tema de la corrupción en el NAICM es una bomba por estallar

. Incluso hay denuncias contra mandos de la Defensa Nacional involucrados en malos manejos en el levantamiento de la barda perimetral de la terminal aérea y la construcción de la pista seis. Consultada al respecto, la Sedena no confirmó, pero tampoco desmintió, que habría mandos ya investigados o detenidos.

Toda esta información ya llegó al escritorio de Alfonso Romo y acaso sea motivo de eventuales diferencias con Jiménez Espriú.

El caso es que todo indica que el aeropuerto va, pero es preciso que se le someta a una mega-auditoría . Incluso hay quienes recomienda calas, una especie de biopsia que se hace por ejemplo en las pistas, para corroborar que los materiales corresponden a los especificados en el proyecto.

INSTANTÁNEAS: 1. NOMBRAMIENTO

. Crece el rumor de que Jiménez Espriú promoverá el nombramiento como oficial mayor de la SCT de Gerardo Ferrando Bravo. Desde la Facultad de Ingeniería de la UNAM ha sido como su hijo político, pero no se olvide que no salió muy limpio de su gestión en la propia facultad y en el Metro.

2. FUSIÓN. AMLO

anunció ayer que fusionará Diconsa y Liconsa en un nuevo organismo que se llamará Seguridad Alimentaria Mexicana. Lo dirigirá Ignacio Ovalle Fernández quien fuera jefe del presidente electo cuando dirigió el Instituto Nacional Indigenista.

3. ACLARACIÓN.

Por cierto, que el jefe de prensa de Liconsa, Fernando Carrasco aclaró a esta columna que no ha solicitado “moches” para pagar la deuda en convenios publicitarios con medios de los estados. Explicó que están renegociando los pasivos que dejó la anterior administración encabezada por Héctor Pablo Ramírez Puga. Pero otros colegas insisten en que se les pide la mitad de lo adeudado.

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