“En unos minutos harán un anuncio importante”, dijo el candidato de la coalición Todos por México, José Antonio Meade, al terminar el miércoles pasado su participación en la Semana Nacional de Radio y Televisión. Luego de escuchar cuestionamientos sobre su lugar en las encuestas, sobre las sugerencias para que decline en favor de Ricardo Anaya y sobre la necesidad de hacer cambios en su estrategia y su equipo, con eso se quitó la presión y mandó la atención hasta la sede nacional priísta.

Se hablaba ya de la salida de Enrique Ochoa del PRI. Se especulaba sobre el relevo. Con el anuncio oficial se confirmó que el nuevo presidente del partido sería el ex gobernador de Guerrero René Juárez, un priísta de muchísimas batallas.

Hubo diferentes lecturas de este cambio. En el equipo de Ricardo Anaya, fortalecido luego de su buen desempeño en el debate, lo vieron como una muestra de debilidad. En el partido en el gobierno se manejó como un reacomodo para llevar con unidad a su candidato a la Presidencia. El propio Meade dijo después que la renovación en la dirigencia revitalizaría su campaña. Los suyos consideran que aún hay tiempo para convertirlo en favorito y ganar el primero de julio.

¿Qué harán en el PRI si luego de unas semanas y a pesar de los cambios y ajustes su abanderado no remonta en las preferencias electorales? Una parte del priísmo, la cercana al presidente, seguramente se inclinará por buscar un acuerdo con Anaya (supongo que después de unas atentas disculpas por la forma en que la PGR lo investigó y exhibió). Pero está el otro PRI, el que añora al México corporativista y estatista de hace unas décadas. Ese, es naturalmente proclive a negociar con López Obrador. Él seguramente lo sabe y lo disfruta desde la comodidad del primer lugar.

HUERFANITO.— La secretaria general priísta, Claudia Ruiz Massieu, me dijo en entrevista que hay la fuerza y el ímpetu para salir a la calle a convencer a los votantes. Le pregunté si hay un plan B. Respondió que el único plan es ganar la elección. A ver si no termina por imponerse el plan C.

Las decisiones en la cúpula no son siempre atendidas por los operadores territoriales. Hay los que trabajaron en muchas campañas a favor del tricolor y hoy lo hacen con Morena.

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