El gobierno federal entregará más de 118 mil tarjetas a los damnificados que perdieron sus casas por los sismos en Oaxaca y Chiapas. Pueden ser utilizadas sólo para comprar material de construcción. La mano de obra la pone directamente el afectado. Las tarjetas tendrán un saldo de 120 mil pesos, que serán otorgados en cuatro parcialidades. Las recibirán únicamente quienes quedaron registrados en un censo. La gente deberá presentar notas y facturas de los materiales comprados para acceder a cada nueva parcialidad. Es la manera de asegurarse de que los recursos se destinen a ese fin: la reconstrucción.

Mi duda es si todas las personas son capaces de construir una casa. Quien se dedica al campo o a los telares, ¿puede repentinamente ser trabajador de la construcción? Se lo pregunté a la titular de Sedatu, Rosario Robles. Me respondió que la constructora más grande de este país se llama pueblo de México y que la gran mayoría de las casas las han hecho sus propios habitantes. Me dijo también que no hay que menospreciar la inteligencia de la población mexicana. Le respondí que yo misma, que no me considero tan tonta, no sería capaz de construir mi propia casa porque no tengo los conocimientos técnicos para ello. Es más, no sé si podría siquiera construir una banqueta. Explicó entonces que los damnificados tendrán asesoría. Que habrá arquitectos e ingenieros supervisando los avances. Falta ver si de verdad esos expertos van a llegar a los lugares más remotos.

Por lo pronto, la gente afectada sigue inconforme. La semana pasada hubo una marcha en Juchitán, Oaxaca para exigir que se haga nuevamente el censo y que se deposite ya el dinero a las tarjetas. Reclaman que las excavadoras encargadas de las demoliciones dejaron de operar en cuanto los funcionarios del gobierno se fueron de la localidad. Dicen que seguirán marchando y haciendo bloqueos hasta que se atiendan sus demandas.

Las tarjetas solamente se podrán utilizar con las empresas que el gobierno designe. La razón, explica Sedatu, es que se consiguieron precios preferenciales y los materiales se entregarán a pie de casa, para que los damnificados no tengan que enfrentar el problema del traslado. Para quienes tuvieron daños parciales el monto del apoyo será de 15 mil pesos.

La realidad es que todavía no entregan las tarjetas a toda la población afectada y todavía no depositan a quienes ya recibieron el plástico. La realidad también es que con este esquema, el gobierno pierde la oportunidad de redensificar zonas menos vulnerables a los desastres naturales y, sobre todo, de tener miles de nuevas viviendas sustentables, hechas con materiales más adecuados para zonas sísmicas, que incorporen las novedades técnicas para que sean eficientes, con captación de agua de lluvia, térmicas y amigables con el medio ambiente. Cuestan lo mismo, pero inexplicablemente prefirieron apostarle al pasado. Tendremos casas nuevas, hechas con los viejos métodos. Así de absurdo.

HUERFANITO.

La destitución de Santiago Nieto como titular de la FEPADE es una muestra más de que no entienden que no entienden.

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