El día de ayer ofrecí una conferencia de prensa por los 10 años del secuestro y asesinato de mi hija. Después de todo este tiempo aún me invade la impotencia de no poder resolver este caso, que ha causado mucho dolor en mi familia y en mí. Les voy a compartir la versión del ser humano:

Como padre, me estoy volviendo loco, porque solamente hay un sentenciado. Se trata de Martín Monroy, El Chelas, a quien se le impuso una pena de 52 años y 6 meses de prisión, además de una multa. Este señor ha sido el único sentenciado, luego de que fue él quien señaló a los responsables y localizó el lugar en donde se encontraba mi hija.

Me estoy volviendo loco, porque aún con el apoyo y los recursos que otras personas no tienen, no encuentro justicia ni descanso. No quiero ni pensar en lo que esas familias con un caso similar y sin la ayuda que he recibido, han pasado. Comparto su rabia, su molestia.

No puedo creer que después de involucrar a personajes tan importantes en el momento en que todo ocurrió, como Felipe Calderón, quien era el presidente de nuestro país; como Eduardo Medina Mora, quien era el Procurador General de la República; además del licenciado Enrique Peña Nieto, quien era el gobernador del Estado de México, y que les consta todo lo que sufrí; no puedo creer que no haya más sentencias.

Este es un caso en el que no tienen por dónde decir que los señalados no son los asesinos de mi pequeña. El chofer implicado, la banda completa, el líder de todos ellos, Raúl Ortiz González, quien fuera aprehendido y encarcelado en el año 2000 en Guerrero y se fugó, o que también se escapó mientras estaba en el hospital de Xoco.

No hay razón para detener por 10 años esta situación tan grave, tan penosa, tan dolorosa. Me duele más, porque no hay nada en este mundo que quiera más que darle cuenta a mi familia de lo ocurrido.

Qué puedo decir de la gente que está encargada de impartir justicia en este país: ¿Incapacidad? ¿Burocracia? ¿Corrupción e impunidad? La verdad es que no me consta ninguna de estas interrogantes. Pero, ¿qué más puedo pensar?

Es importante que se den cuenta que ni con cuatro funcionarios de alto nivel —agrego a Arely Gómez (cuando era titular de la Procuraduría General de la República), a quien hace año y medio el presidente Peña Nieto le dio instrucciones, cuando tuve la oportunidad de coincidir en una reunión con el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos—, ni así está asegurada la justicia. En dicho evento, le platiqué al señor Presidente que habían soltado a uno de los delincuentes y dio instrucciones de darle seguimiento puntual al caso, pero sigue sin pasar nada.

Es increíble que en este país, el poder mediático sea más fuerte que cualquier autoridad, me queda claro que sin los medios jamás hubiera encontrado a mi pequeña ni a los responsables. No puedo creer lo que sucede en este país, lo que tiene que sufrir un padre.

Esta es la versión del ser humano, la jurídica es clara, pero la del ser humano sólo está llena de dolor e impotencia.

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