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José Antonio Meade ya no es el candidato de los empresarios. Su desempeño durante el primer debate presidencial y la tardía reacción de su equipo de campaña para intentar posicionarlo fueron definitorios en el cambio de parecer de los principales hombres y mujeres de negocios del país.
Este martes, uno de los voceros del candidato del partido en el gobierno confirmó lo publicado aquí la semana pasada: que los empresarios apoyarían a Ricardo Anaya si la campaña de Meade no prendía tras el primer debate, como sucedió. Se trata de los multimillonarios que integran el Consejo Mexicano de Negocios y el Grupo Monterrey, entre otros.
Ayer, Javier Lozano, coordinador de Mensaje de José Antonio Meade, dijo en una entrevista radiofónica que en el sector empresarial “hay una presión muy grande” para que el candidato de la alianza PRI-PVEM-Panal decline en favor de Ricardo Anaya.
Otro evento que confirmó que José Antonio Meade ya no es el candidato de la iniciativa privada fue la reunión plenaria de Citibanamex, el viernes pasado, a la que acudieron más de 800 consejeros, empresarios y representantes de los fondos de inversión más grandes del planeta.
La ponencia más ovacionada fue la del candidato de la alianza PAN-PRD-MC. A Meade, si bien no le fue mal, se le vio disminuido, por momentos enojado y carente de un discurso convincente. Algo que no le perdonan al ex secretario de Hacienda es la lentitud con la que se ha movido frente al rezago en el que lo ubican las encuestas electorales y que nunca se atrevió a cortarse el cordón con el PRI.
Ricardo Anaya, empero, no las tiene todas consigo. El candidato frentista ha ganado el apoyo de buena parte de los empresarios porque lo ven como el único que, en las condiciones actuales, puede pelearle la Presidencia de México a Andrés Manuel López Obrador. Si bien algunos de los hombres y mujeres de negocios lo consideran un “joven brillante y con buenas propuestas”, otros le critican su poca experiencia política, su falta de lealtad y los cuestionamientos sobre su patrimonio.
Pero los empresarios son hombres y mujeres que todos los días toman decisiones y para ellos hoy José Antonio Meade es una “apuesta fallida”, una “mala inversión”. Ricardo Anaya emerge entonces como una de las pocas posibilidades para contener a López Obrador, cuyas propuestas de cancelar la reforma educativa, revisar los contratos petroleros, congelar el precio de las gasolinas y echar atrás el proyecto del nuevo aeropuerto los tiene aterrados.
Además del plan de apoyar al otrora “joven maravilla”, en una parte del empresariado comienza a correr la versión de que lo mejor sería posicionar a un candidato neutral que pudiera ser compatible con las bases del PRI y el PAN. Dados los tiempos electorales y los comentarios recientes de Ricardo Anaya sobre Margarita Zavala (“si no hubiera sido candidato votaría por ella”), a la única que ven con esa posibilidad es la ex primera dama.
La familia Baillères, donadora de la campaña de Zavala, ha sido la encargada de des-
lizar esta propuesta entre los equipos de campaña de Anaya y Meade y en las cúpulas empresariales, donde no ha sido mal vista, aunque están conscientes de que el tiempo juega en su contra.
Por lo pronto, donde al parecer habrá cambios radicales es en el equipo de José Antonio Meade, pese a que a estas alturas cualquier estrategia luce ya demasiado tardía. Lo que ha trascendido es que Enrique Ochoa será relegado de la presidencia del PRI, con lo que también perderá influencia en la campaña. Se habla de que Aurelio Nuño podría asumir la presidencia nacional para tratar de unificar al muy fracturado partido.
Cinco propuestas (serias) contra la inseguridad. La violencia e inseguridad son los problemas que más preocupan a los mexicanos, según el INEGI, y de los que más efectos negativos tienen en la economía. Y pese a que han estado presentes en las plataformas de los candidatos a la Presidencia, ninguno los ha abordado con suficiente seriedad y profundidad. Botón de muestra fue el primer debate presidencial en el que se midieron las propuestas de los candidatos en esta materia y hubo desde ocurrencias como “mochar las manos” a los delincuentes, por parte de Jaime Rodríguez Calderón, hasta invitar al Papa Francisco a un “diálogo de paz” y la controvertida amnistía que propone Andrés Manuel López Obrador.
Frente a los niveles históricos de violencia e inseguridad actuales, y en el contexto de las elecciones presidenciales, la renovación de las cámaras de Diputados y Senadores, y los comicios en nueve estados del país, se vuelve más importante que haya propuestas serias al respecto. Una de ellas la aporta el empresario y experto en seguridad Alejandro Desfassiaux, quien acaba de publicar un breve libro en el que, tras un análisis de las causas, la historia de los últimos 60 años y la experiencia internacional, sintetiza cinco propuestas para poner un alto a la inseguridad en México.
La primera es volver a instituir la Secretaría de Seguridad Pública federal y que su titular reporte nuevamente al presidente de la República y no al secretario de Gobernación. La segunda es establecer un Servicio Policial Nacional que integre todas las fuerzas policiacas del país. El tercer paso es establecer una política costo-beneficio que mida cuánto está costando la seguridad pública en cada estado y municipio y cuál es el retorno de inversión, es decir, qué tanto están disminuyendo los delitos y cuánto se están reduciendo los costos para combatirlos. El punto es hacer más eficiente el gasto y lograr que el costo del crimen sea mucho menor al 4% del PIB, lo que representa actualmente, de acuerdo con datos de ONGs y del Banco de México. El cuarto tema es diseñar e instrumentar un protocolo de tolerancia cero para erradicar delitos menores como obstruir las vías públicas. En número cinco está la reinserción social, creando un Sistema de Prevención y Reinserción Social.
El libro de Desfassiaux puede descargarse gratuitamente aquí www.siesposible.mx
Twitter: @MarioMal
Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com