Somos una sociedad que se ha ganado a pulso el derecho a la desconfianza . No creemos en nada, pensamos que existe una mano invisible, todo poderosa, que mueve nuestros destinos al antojo de una mafia secreta que tiene por único fin el de jodernos la vida, a veces, muy frecuentemente, pensamos que todo es un complot.
Justo por esa desconfianza, tenemos una de las democracias más costosas en el planeta y, además, una de las más complejas pero por lo engorroso: nos fascina rozar los niveles del absurdo por perdernos en el laberinto de objetivar, con bolitas y palitos, lo eminentemente subjetivo. Somos una sociedad que ama el papel de víctima, víctimas de todo: del patrón que nos explota, del gobierno que nos roba, de los medios de comunicación que nos manipulan, del sistema entero, innatamente corrupto y represor, cruel por arquetipo.
Por eso, llama la atención el papel que juega Lorenzo Córdova , presidente del INE , cuando, en estas mismas páginas, pidió, la semana pasada, al empresariado mexicano no enturbiar la elección. Fue una reacción (o ¿una advertencia?) a una postura casi general en el empresariado que advierte a reflexionar sobre los populismos socialistas y totalitarios y sus consecuencias desgarradoras para los sistemas económicos y políticos.
¿Les cuento un secreto?: ¡ López Obrador no es el candidato favorito de los empresarios!... La ley les prohíbe decirlo así y por eso tienen que usar rebuscadas metáforas del populismo. Usemos por un momento el sentido común, ¿no sería obvio, aquí y en casi todo el mundo, que la clase económicamente conservadora, casi siempre de derecha, se oponga a propuestas progresistas de izquierda? Evidentemente sí, con la salvedad de que en México eso, tan básico, está prohibido.
¿Cuántos empleados de Grupo México o de cualquier otra empresa en el movimiento Conciencia MX cambiarán su voto por la carta que les mandó su jefe?, ¡quizá hasta produzca el efecto contrario y lleve más votos a las urnas para Andrés Manuel!, digo, ¿quién no le quiere llevar la contraria al patrón de vez en vez?
Pero en México nos encanta la sinrazón y si el presidente del INE jala las orejas a empresarios que, ni son políticos ni partidos ni quieren serlo y que deberían de tener, como todos, el derecho de expresarse, lo que vendrá después es un aplauso en la plaza por instaurar el sambenito y capirote a las malas conciencias.
Nos fascina la pendejez y existe mucha obviedad que preferimos censurar… Una cosa es que el jefe le ordene a sus empleados votar por “x” y condicionar la chamba a la prueba del sufragio, otra, muy distinta, que les externe sus preocupaciones. ¿Y si Córdova también les jala las orejas a los maestros de la CNTE en Oaxaca que públicamente aceptaron que no boicotearan jamás un mitin de Andrés Manuel?, ¿y si les jala las orejas a las organizaciones que han mostrado su apoyo a Morena ?, ¿y si, ya envalentonado, propone clausurar los negocios que ofrecen PejeOfertas de las que algunas incluyen hasta un privado en un tabledance si gana Andrés?
No creo que el INE se preste a la cargada de moda… ¿o sí?
DE COLOFÓN.— En el Michoacán de Silvano Aureoles les gusta cortar un noticiario matutino cuando las nuevas no son de su agrado… Mejor pasan musiquita instrumental.