En julio pasado, en la ciudad de Cancún, se reportó a través de la frecuencia policial que los asaltantes de una pizzería se habían dado a la fuga en una camioneta RAM de color negro, sin placas de circulación.

La policía estatal detectó un vehículo con esas características a las afueras de una refaccionaria. Al aproximarse, los agentes vieron que los tripulantes tenían armas largas y cortas. Los sometieron. En el vehículo había droga y radios rastreadores.

Los detenidos fueron trasladados a la subdelegación de la PGR. En ese lugar se descubrió que entre ellos se encontraba José Rafael Zocsi Rodríguez, El Dober, hijo mayor de Leticia Rodríguez Lara, conocida como Doña Lety o La 40, “la narcotraficante más peligrosa del Caribe mexicano”.

Al menos desde el año 2012, en que apoyada por células operativas del Cártel de Sinaloa pudo desterrar a Los Zetas de Cancún, Doña Lety controlaba la venta de droga en la Riviera Maya. De acuerdo con autoridades federales había logrado colocar vendedores suyos en todos los antros de Cancún. Cobraba además un porcentaje de hasta 50% por cada pulsera (de barra libre nacional o internacional) adquirida por los clientes.

Durante el gobierno del priísta Roberto Borge Angulo, Doña Lety fincó su poder mediante la compra de funcionarios de alto nivel de la procuraduría, y mediante el pago sistemático a agentes estatales, municipales y federales.

Doña Lety había sido policía judicial federal en Sonora: se dio de baja cuando la judicial federal dio paso al surgimiento de la AFI.

Reapareció en Cancún años después traficando pequeñas cantidades de cocaína traídas de Belice. Su relación con el ex agente ministerial Ángel Fernando Tapia Chávez, El Tijeras, ex jefe de escoltas del procurador de justicia, Gaspar Armando García Torres, le permitió contar con el apoyo absoluto de los cuerpos policiacos que operan en la región. La 40 estaba al tanto de retenes, operativos, cateos.

Con ese apoyo logró enfrentar a Los Zetas, aplastar al Cártel del Golfo y convertirse en dueña absoluta de la Riviera Maya.

Desde su aparición como señora de la droga se registraron 326 ejecuciones en el estado. Doña Lety entró en guerra con el grupo criminal conocido como Los Pelones, remanente del Cártel de los Beltrán Leyva, e intentó detener la incursión de la organización criminal más poderosa del sexenio: el Cártel Jalisco Nueva Generación.

Según el gobierno federal, tenía a su disposición células de sicarios enviados por el Cártel de Sinaloa: había logrado diseñar una ruta que conducía cargamentos de droga llegados de Sudamérica hacia los estados de Sonora y Sinaloa.

La detención de su hijo, enviado al Cefereso de Perote, infestado de Zetas y Golfos, la sacó de balance. Doña Lety se movió para que El Dober fuera trasladado a un reclusorio de la Ciudad de México.

Para entonces, la Policía Federal le seguía los pasos. La 40 viajó a la capital del país acompañada por El Tijeras —que se había convertido en su jefe de sicarios. Sostuvo reuniones con abogados y otros personajes que hoy se encuentran bajo investigación.

Decidió regresar a Cancún por tierra y tomó la autopista a Veracruz. Una camioneta le servía de punta. Otras dos, a distancia, le cubrían la retaguardia.

La Policía Federal y la Secretaría de Marina la estaban aguardando en un filtro montado en la caseta de Amozoc. Intentó identificarse con una credencial falsa. Llevaba en la bolsa un arma. Su jefe de sicarios portaba otra, y traía metanfetaminas en una maleta.

Doña Lety le dijo al comandante de la Federal:

—¿Sabes quién soy? ¿Entonces para qué le haces al pendejo? Traigo ahorita 5 millones de dólares. ¿Los quieres?

Le ordenaron que guardara silencio y bajara la cabeza.

La mujer había llevado a Quintana Roo a una espiral histórica de violencia. Pero eso no era nada comparado con lo que ocurrió luego de su detención, ocurrida el 10 de agosto pasado.

El Cártel Jalisco inició la persecución de las células de Doña Lety, la matanza de vendedores, halcones y sicarios del Cártel de Sinaloa.

La película que ya vimos, que hemos visto en todas partes, y que se volvió a exhibir ahora en la Riviera Maya: 326 ejecuciones en el año que acaba de terminar.

@hdemauleondemauleon@hotmail.com

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