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Un oficial de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México, cuya clave es Murciélago 3-1, fue el primero en atender el llamado que llegaba desde la base Apolo. Eran justo las 05:30 horas del día de ayer.
Murciélago 3-1 se aproximó a Insurgentes y Flores Magón. Exactamente en el Puente de Nonoalco se encontró con el horror en estado puro. En la capital del país, no se había visto nunca algo semejante. Mucho menos, en la avenida más importante: Insurgentes.
Murciélago 3-1 reportó que “al arribar al lugar, se encontraban dos cuerpos desmembrados sobre el carril del Metrobús que corre hacia Insurgentes Sur”, así como en “los carriles del arroyo vehicular”.
Los restos –divididos en unos 15 pedazos– se hallaban desperdigados sobre la cinta asfáltica. Componían uno de los cuadros más escalofriantes y siniestros que es dable imaginar.
La imagen era tan brutal que muchas de las personas que luego miraron aquello restos en la red no lograron entender qué demonios estaban viendo.
En poco tiempo, el Puente de Nonoalco era recorrido milímetro a milímetro por ministerios públicos, personal de servicios periciales, policías de investigación y más de 40 elementos de la SSP.
Ahí hallaron una narcomanta que anuncia: “Empezó la limpia mugrosos”, y afirma que los autores del asesinato cuentan con “todo el apoyo” de “la Policía de Garibaldi y los federales de López” (sic).
La narcomanta va dirigida a un sujeto apodado El Tortas, y al grupo criminal llamado La Anti Unión Tepito.
Nueve días antes de estos acontecimientos, el pasado 8 de junio, la Subsecretaría de Operación Policial Zona Norte informó que prácticamente en el mismo sitio –Insurgentes 458, entre Geranio y Ricardo Flores Magón, colonia Atlampa–, se registraron “dos muertes por arma de fuego”.
La alerta había sido enviada por el C2. Los elementos de la SSP informaron poco después: “Nos percatamos que se encontraba una camioneta tipo pick up de color Gris Rata de la marca Volkswagen Amarok… en la cual se observan dos cuerpos masculinos, visiblemente con heridas sangrantes y en ambas puertas y cristales orificios por arma de fuego. De igual forma, curiosos refirieron que al fondo de la unidad habitacional se encontraba un tercer sujeto el cual había ingresado corriendo y presentaba una lesión… Se observa al exterior de la calle, en la banqueta, diversos cartuchos percutidos”.
Las autoridades identificaron al primero de los muertos, un sujeto vestido con “sudadera roja, pantalón de mezclilla azul y zapatos negros”, como Juan Iván Arenas Reyes, alias La Pulga, número dos del grupo criminal La Unión. Aunque Arenas Reyes portaba una credencial con otro nombre, el tatuaje que tenía en el antebrazo derecho permitió identificarlo.
El segundo muerto era un hombre de 44 años que trabajaba para La Pulga como chofer. El herido, de 26 años, fue identificado como Alexis Martínez: se le trasladó a la Cruz Roja, sitio de donde, sorprendentemente, escapó horas después.
Según la procuraduría capitalina, La Pulga era el jefe de sicarios de La Unión y brazo derecho de su líder, Roberto Moyado Esparza, El Betito. Su labor consistía en evitar la infiltración de otros grupos delincuenciales en las zonas que La Unión controla. Al mismo tiempo, La Pulga coordinaba a los jefes de célula que manejan el narcomenudeo y la extorsión en diversas colonias de las delegaciones Cuauhtémoc y Álvaro Obregón.
Un video supuestamente entregado al entonces jefe delegacional Ricardo Monreal en julio de 2016, y realizado por miembros una organización que dijo llamarse “Fuerza Tepito”, señaló ya desde entonces que La Pulga podía ser localizada en tres domicilios: uno de ellos se hallaba precisamente en Insurgentes Norte 458: la misma dirección en que Arenas Reyes fue acribillado dos años más tarde, la madrugada del 8 de junio.
El mismo video señalaba los nombres de funcionarios de la policía capitalina que supuestamente vendían protección al jefe de sicarios.
A las puertas de la unidad habitacional donde La Pulga vivía era común hallar motos y motonetas (se dice que más de 30) empleadas para la venta de droga y la extorsión.
Justo frente a esa unidad habitacional fueron a lanzar a los cuerpos destazados de dos personas, al menos una de las cuales, se determinó, tenía antecedentes penales. Ahí mismo colocaron el narcomensaje.
La Unión Tepito se fracturó tras el asesinato, el año pasado, de su fundador, Francisco Javier Hernández Gómez, alias Pancho Cayagua, por órdenes de Roberto Moyado, El Betito.
De acuerdo con las autoridades, los encargados de la ejecución fueron El Pulga y un sujeto apodado El Chaparro.
Comenzó entonces una guerra por las calles. La misma que alcanzó el que hasta hoy es su minuto más violento en el Puente de Nonoalco.
En la ciudad, la sucesión no solo es política, sino también criminal.