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En este Día Internacional de la Mujer se llevarán a cabo ceremonias oficiales en todos los niveles de gobierno. Muchas mujeres serán felicitadas en lugares públicos, en sus centros de trabajo e incluso en sus familias. Los discursos se centrarán sobre la importancia de la igualdad y los avances que ha tenido el sexo femenino en México y en el mundo. Pero mañana probablemente mucho de eso quedará olvidado y la realidad seguirá manifestándose cruda con datos nada halagadores…
Si nos atenemos a las cifras que arrojan distintas instancias como Inegi, a nivel nacional, y ONU y OCDE, a nivel internacional, las mujeres en general van contra corriente, o cuesta arriba, como define la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. De cada 12 feminicidios que se registran en promedio diariamente en América Latina, siete ocurren en México. En el país, la entidad que tiene la tasa más alta de violencia contra la mujer es la Ciudad de México, donde 79.8% de las mujeres ha enfrentado violencia, de cualquier tipo y agresor, alguna vez en su vida; le siguen el Estado de México (75.3%) y Jalisco (74.1%). A nivel nacional, dos de cada tres mujeres (66.1%) han sido víctimas de algún acto de violencia, ya sea emocional, económica, física, sexual o a través de discriminación en la escuela, el trabajo, el ámbito comunitario, la familia o en su relación de pareja.
¿Entonces vale la pena celebrar? ¿Hay motivo para hacerlo?
EL UNIVERSAL preguntó a cuatro escritoras si el 8 de marzo es una fecha para festejar. Las respuestas de tres de ellas son contundentes: No hay nada que celebrar. La única que defiende la celebración, la plantea como necesidad para exigir visibilidad a las injusticias y crímenes de género que prevalecen actualmente, y para decir: “Ni una más”.
Recuerdan que el Día de la Mujer se estableció en conmemoración de una tragedia ocurrida hace más de un siglo en la que más de 100 mujeres resultaron muertas en una fábrica en Nueva York. No pudieron escapar porque laboraban con las puertas del inmueble cerradas.
Este 8 de marzo debe servir para que mujeres y hombres tomen conciencia de que la igualdad estará lejos de concretarse plenamente, mientras en zonas de la Ciudad de México sea común el “robo de novias”, y en regiones de Chiapas y Guerrero se presenten casos de compra y venta de mujeres como parte de costumbres de pueblos originarios… pero principalmente por las decenas de muertes con extrema violencia que se dan contra ellas, por el solo hecho de ser mujer, y que no han podido ser disminuidas. Hay que reconocer todo lo anterior, antes de felicitarlas.