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En cuestión de horas sabremos si finalmente se concreta el Frente PAN-PRD-Movimiento Ciudadano y supera los numerosos anuncios de su muerte. Los crujidos en estas últimas horas suenan fuerte, pero no ha habido derrumbe.
Desde hace tres meses, cuando se dio el primer registro del Frente Ciudadano por México, casi todos los días ha aparecido en los medios de comunicación por lo menos un encabezado, de nota o columna, decretando que “se desmoronó”, “se quebró”, “se acabó” y hasta “se pudrió” el Frente.
Que si Los Chuchos no quieren, que si Héctor Bautista se sale, que si Margarita lo mató, que si Mancera opera bajo instrucciones de Los Pinos para dinamitarlo, que si esto, que si lo otro. Ni se salen unos, ni lo mató ella y Mancera ya dijo que él no lo va a romper.
Sus potenciales adversarios, Morena y el PRI, han anunciado como un hecho y hasta festejado repetidas veces la desaparición del Frente.
En contraste, desde el 5 de septiembre sus protagonistas han insistido en que el Frente va.
Era claro para sus protagonistas y para cualquier observador que el principal obstáculo que tendrían enfrente sería la definición de su candidato presidencial.
Hasta el cierre de esta edición no se ha concretado un acuerdo. Pero tampoco se ha roto la negociación. El Frente, pues, está vivo.
Si no hay acuerdo, habrá que reconocer que los profetas de su muerte tuvieron razón. Pero si se logra, los análisis tendrán que replantearse.
Personalmente pienso que el Frente no puede descartarse como competidor real en 2018. Que Meade vs. López Obrador no será necesariamente “la final” en la sucesión presidencial.
La razón central es que, hoy por hoy, la porción más grande del electorado mexicano es la que conforman ciudadanos que ya no quieren al PRI en Los Pinos… pero tampoco quieren que llegue López Obrador.
Eso no significa que esa porción mayoritaria le pertenece al Frente. Pero el potencial está ahí. Una propuesta inteligente, una comunicación eficaz y una campaña profesional pueden hacer que el —tantas veces sepultado— Frente sea en realidad una fuerza muy competitiva en busca de la Presidencia.
En este momento, aun cuando la discusión interna sea fuerte y hasta agria, son muchos más los incentivos para que los tres partidos se mantengan en la coalición que para que decidan ir cada uno por su cuenta. El cierre de filas de gobernadores y corrientes perredistas a favor del Frente es quizá el ejemplo más diáfano.
Y claro, Ricardo Anaya. Que nadie duda que será candidato presidencial. Es verdad que se ha ganado desconfianza entre sus pares y que sus peroratas pueden sentirse interminables, pero los señalamientos y denuncias en su contra han sido políticamente nucleares, y él ha sobrevivido. Y es muy bueno para los debates, que si se realizan en formatos abiertos, pueden ser definitorios.
La oportunidad para el Frente ahí está. A ver si la aprovechan o terminan por hacer bueno el obituario largamente redactado.
SACIAMORBOS. La noticia de mi muerte fue exagerada: Mark Twain.
historiasreportero@gmail.com