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Para las autoridades federales que intervinieron en el operativo para capturar a Rosalinda González Valencia, no se trata solamente de la esposa del líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Su marido, Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, es el líder, sí. Pero ella es La Jefa.
La Jefa de un imperio con presencia en 22 estados del país, con centros de operaciones en Las Vegas, Los Ángeles, San Diego, Tijuana y sobre todo Chicago, con productos que se comercializan en los mercados de México, Estados Unidos, Canadá, Europa, Asia e incluso en Australia, en Oceanía.
Una empresa trasnacional de propiedad familiar: fue fundada por los hermanos González Valencia. Son dieciséis. A todos los apodan Los Cuinis. Seis mujeres y diez hombres, de los cuales han sido capturados cuatro: Abigail El Cachetón, José Iván La Chepa, Gerardo Lalo, y ahora también Rosalinda. Siempre ha habido un debate entre los órganos de inteligencia del Estado mexicano sobre si en Jalisco Nueva Generación mandan Los Cuinis o El Mencho. Los fundadores, el líder, La Jefa.
Según relatos de gente con acceso a información de inteligencia, cuando a Rosalinda la tuvieron rodeada los elementos de élite de la Marina Armada de México, afuera de una tienda de conveniencia, cerca de su casa de Zapopan, Jalisco, lo primero que hizo la mujer fue destruir su teléfono celular. No quería que se lo incautaran y lo sometieran a un estudio de forense digital que revelara los sitios en donde había estado, las personas con las que había contactado, los números que guardaba ahí ni el contenido de las conversaciones.
De acuerdo con fuentes oficiales, al momento de la captura, los integrantes del CJNG activaron en su defensa a elementos de la policía local, quienes llegaron de inmediato a la zona residencial donde estaban Marina, PGR y CISEN cumplimentando la orden de aprehensión contra La Jefa, como para tratar de evitarlo.
Desde hace tiempo se sabe de los vínculos de las policías locales con el CJNG. Como lo publicamos en su momento en estas Historias de Reportero, la reciente captura de su hombre fuerte en Puerto Vallarta, el colombiano Mauricio Varela Reyes, Manotas, dejó a las autoridades federales asombradas por la manera en que la policía de ese destino turístico estaba al servicio del narco. Esta reacción de la policía tapatía es un botón más de muestra. El problema podría ser todavía más grave porque, según otras fuentes relacionadas con el caso, los análisis a teléfonos celulares de varios integrantes de este cártel que han sido detenidos sugieren que también gozan de protección dentro de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) de la PGR.
SACIAMORBOS. Al CJNG le ha alcanzado para sostener varias guerras simultáneas contra sus rivales y las autoridades, para comprar competidores y cooptar cuerpos enteros de policía. ¿Otro botón de muestra? A las pocas horas de que cayó La Jefa, detuvieron en Tepalcatepec a Juan José Farías Álvarez, El Abuelo, líder de un grupo de autodefensas que, según reportes oficiales, serían financiadas por CJNG y funcionarían como su brazo armado. Esas autodefensas “enardecieron” al pueblo en reacción a la captura de su dirigente, según me describieron los que estuvieron ahí por el lado del gobierno federal.
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