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La última vez que se les vio en libertad fue en el video de una cámara de seguridad de un estacionamiento en el centro de Puerto Vallarta, Jalisco. Los dos integrantes del área antisecuestros de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la PGR se bajan de su vehículo tranquilamente y salen del inmueble.
Estaban de puente. Era 5 de febrero de este año. Habían ido al bautizo del hijo de un compañero de trabajo en Bucerías, Nayarit, ahí pegadito. Dijeron que antes de regresarse a la Ciudad de México querían tomarse la foto del recuerdo en el corazón de Vallarta.
Quién sabe si lo lograron, porque la siguiente vez que se les vio con vida, la última, fue en otro video, éste grabado por presuntos integrantes del cártel Jalisco Nueva Generación. Aparecían sometidos, con unas playeras blancas con las siglas SEIDO. Sus cadáveres fueron localizados e identificados pocos días después.
El caso pegó en el corazón de la Agencia. Era personal. Se habían metido con los suyos.
Con la colaboración del CISEN, dieron con el video del estacionamiento. Los dos funcionarios antisecuestros aparcan su auto –un vehículo oficial que no tenían permiso de usar para un viaje de placer– y salen. A las tres horas entra un hombre perfectamente identificable. Ya trae las llaves del coche de los agentes. Abre la cajuela, carga las maletas y sale del estacionamiento. Una hora después llegan otros dos sujetos. Tienen las llaves y también el boleto del estacionamiento. Se suben al coche y lo sacan como si fuera suyo.
Paralelamente se sometió a exámenes de forense digital el video de los agentes sometidos por los presuntos narcos. Lograron identificar que se subió a redes sociales a través de una cuenta de correo creada desde la conexión Wi-fi de un Starbucks en Puerto Vallarta, que al día siguiente se abrió una vez en un domicilio particular y luego subió el video en otra ubicación.
Comenzaron los seguimientos, las redes de vínculos. Las autoridades federales diagnosticaron que la policía de Puerto Vallarta se encuentra en estado de putrefacción. Que funciona como brazo armado y de vigilancia de Jalisco Nueva Generación. Y que seguramente tuvo que ver en la captura y asesinato de los dos agentes de investigación.
Llegaron al nombre de un comandante, y de ahí al de un supuesto sicario, y luego al de un coordinador y finalmente al del presunto jefe de plaza. No cualquier jefe porque Puerto Vallarta no es cualquier plaza. Es un enclave estratégico para el cártel Jalisco Nueva Generación, como centro de operaciones y como negocio de narcomenudeo. Millones y millones.
Descubrieron que Mauricio Varela Reyes alias “El Manotas” tenía varios domicilios, pero vivía en una casa clasemediera. Que cambiaba de coche todos los días, lo cual radiografía su relevancia y poder. Lograron identificar a varios presuntos integrantes de su organización y finalmente ayer la Agencia de Investigación Criminal lideró el golpe, con el apoyo de la Marina: cayeron 18 personas y se aseguraron diez domicilios en Puerto Vallarta. Entre los detenidos, el estratégico Manotas. Todo esto, de acuerdo con fuentes oficiales.
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