Me cuentan que hubo golpes en la mesa. Llamadas telefónicas y mensajes para presionar a los negociadores. Quieren un trato ya, pronto. Uno del lado de México , otro desde la Casa Blanca . La eficaz dupla Videgaray-Kushner está urgida de anunciar la renegociación exitosa del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Pero se cruzó Trump… otra vez.

Cuando los dos poderosos funcionarios estaban por doblegar a sus partes negociadoras —la americana encabezada por Robert Lighthizer y la mexicana por Ildefonso Guajardo—, el presidente de Estados Unidos anunció lo de la Guardia Nacional a la frontera, y eso metió frío a los ímpetus de renegociación del TLC.

Tanto en México como en Estados Unidos hay distintas prioridades dentro de los mismos gobiernos. Cálculos legítimos que pueden poner en posturas diferentes a los funcionarios.

En el bando de nuestros vecinos, por un lado el yerno y súper asesor de Trump, Jared Kushner , hace el cálculo político interno: si no se amarra un acuerdo de renegociación antes de la primera semana de mayo, un nuevo Congreso tendría que aprobarlo (tienen elecciones legislativas en noviembre) y el Partido Republicano podría perder ahí su mayoría, y complicarse lo que Trump busca vender ante su base como un éxito para reducir el supuesto abuso de los socios comerciales hacia Estados Unidos.

En el bando mexicano, ya lo habíamos publicado en estas Historias de Reportero hace algunas semanas, el secretario de Economía , Ildefonso Guajardo , piensa que puede conseguir una mejor negociación con más tiempo, mientras que el canciller Luis Videgaray considera que frente a la permanente posibilidad de que un arranque de Trump arruine todo, conviene darse el apretón de manos lo más pronto posible.

Hay de los dos lados —el mexicano y el estadounidense— un factor más que los mueve a la prisa: Andrés Manuel López Obrador .

Según mis fuentes en la negociación, frente a la posición del candidato de Morena en las encuestas, se han establecido dos tipos de blindaje en el llamado TLC 2.0.

Primero, hay varios apartados que amarrarían las manos del próximo presidente de México, en caso de que quisiera dar bandazos económicos o sorprender con alguna medida no bien vista por los mercados. Es una especie de “cláusula Andrés Manuel” para que en caso de que López Obrador gane las elecciones presidenciales no pueda tener mucho margen de maniobra, y con eso se genere entre los inversionistas una mayor confianza en el derrotero de la economía mexicana, particularmente entre quienes han expresado sus dudas y preocupaciones sobre lo que podría ser el manejo financiero nacional en un eventual sexenio lopezobradorista.

Segundo, me dicen que en el gobierno mexicano esperan que el anuncio de que se ha llegado a un “acuerdo en principio” de renegociación del TLC, que sería promocionado como un gran éxito de la administración Peña Nieto , pueda cambiar la dinámica de las campañas, moderar el discurso anti PRI y anti gobierno, y darle combustible a la candidatura de José Antonio Meade .

Veremos.

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