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Ayer en su primera plana, The New York Times reportó que en una reunión con los más altos empresarios de México, el presidente Enrique Peña Nieto fustigó a don Claudio X. González Laporte, ex presidente de Kimberly-Clark en nuestro país y decano entre los hombres de negocios, por el activismo anticorrupción de su hijo Claudio X. González Guajardo.
Según versiones a las que he tenido acceso, el Presidente de México no sólo enfocó sus baterías contra él. También contra Juan Pardinas, director general del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), orquestador calve de la Ley 3de3 y financiado por otro de los presentes en ese encuentro, Valentín Díez Morodo. Don Valentín, me dicen, no contestó.
Los empresarios llegaron a Los Pinos y les quitaron sus celulares al entrar al salón del encuentro, algo que sólo ordena el primer mandatario para casos verdaderamente fuera de lo ordinario. El retiro de los teléfonos fue el prólogo del tono en el que hablaría el Presidente en esta reunión, a la que asistieron más de cuarenta de los empresarios más poderosos del país, agrupados en el Consejo Mexicano de Negocios (antes Consejo Mexicano de Hombres de Negocios).
Según fuentes, el Presidente les dijo que si iban a poner en primera fila el tema de la corrupción, que por lo menos fueran parejos en retratar los escándalos: que si iban a exhibir los del gobierno y el PRI, que también salieran a la luz los de Morena, y los de otros partidos, los del PAN, los del PRD, no se diga la chiquillada impresentable.
Me cuentan que el mensaje presidencial fue enfático en advertir a los empresarios que, con su financiamiento a las organizaciones que llevan como bandera la anticorrupción, están avalando el discurso de Andrés Manuel López Obrador y dando combustible a su movimiento, para que se convierta en el próximo presidente de México… mientras al mismo tiempo, cuando ven al líder de Morena punteando en las encuestas, se acercan al poder para pedir que haga algo para evitar su llegada a Los Pinos.
Sorprendería que el presidente Peña Nieto no hubiera calculado que, con una audiencia de unas cuarenta, cincuenta personas, no se iba a saber lo que había dicho. Hasta se tardó en circular la versión: el encuentro fue en mayo, ayer llegó a la primera plana de The New York Times.
SACIAMORBOS. ¿Irá el decano de los empresarios al acto del Quinto Informe? Porque no suele faltar. Incluso acaba de estar en asiento de honor en Palacio Nacional, durante la develación del retrato del canciller Luis Videgaray, en el homenaje que le organizó el secretario de Hacienda, José Antonio Meade. Va a ser fácil de detectar, porque siempre es de los que aparece sentado en las primeras filas. Y, a partir de ahí, hacer lecturas.
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