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En un país en el cual tener dinero es sinónimo de corrupción, el pleito de Andrés Manuel López Obrador con los grandes empresarios hace sentido en términos de captación de votos. No por nada los grandes empresarios mexicanos tienden a buscar la discreción antes que salir a hacer grandes obras o grandes hazañas con su dinero. Calladitos se ven más bonitos. A diferencia de otros países —aquí a lado está Estados Unidos— en donde ser rico es sinónimo de éxito y algo que la población vislumbra con admiración, en México es tomado con recelo y hasta con odio. Atacar a los empresarios puede, por ello, sumar simpatías.
Pero como México no se acabará el 1º de julio, es evidente que el pleito AMLO -empresarios terminará dañando al país si él es nuestro próximo presidente y si continúa con su discurso divisivo y de odio en contra de la clase empresarial.
Basta ver una probadita esta semana, en donde el peso se ha devaluado de manera relevante tras este enfrentamiento. La devaluación se debe a factores adicionales (TLCAN y tasas de EU), pero sin duda el que el puntero en las encuestas emprenda un pleito con los empresarios ha jugado un papel para debilitar al peso.
En estos días de encono, AMLO ha dicho que los empresarios han lucrado con el pueblo mexicano. Con esta frase López Obrador parece olvidar que, a diferencia de aquellos políticos que inflan los precios de las licitaciones para embolsarse el excedente; o de los políticos que desvían recursos de las partidas destinadas a educación, salud, etcétera, para hacerse de viajes, Suburbans y ranchos, los empresarios generan empleos; invierten y pagan impuestos.
Que hay políticos honestos, ni duda cabe; que hay empresarios corruptos, tampoco hay duda. Pero poner a todos en una misma canasta es, además de errado, una afrenta innecesaria. Es por ello que, al verse señalados por AMLO en distintos eventos de campaña como el de Zongolica, Veracruz, en dónde amenazo a la ‘mafia del poder’ de que pronto terminará su privilegio de mandar, el Consejo Mexicano de Negocios decidió publicar el desplegado titulado Así No.
La finalidad fue hacer valer sus derechos. “López Obrador puede salir a decir que somos unos ladrones y nosotros, por la prohibición del artículo 41 constitucional, no podemos salir a medios electrónicos a defendernos”, me comentó uno de los empresarios que promovió el desplegado.
Entre los firmantes del desplegado Así No hay empresarios que a diario compiten no sólo por los consumidores mexicanos. Tienen que salir y competir con el mundo entero: con Alemania, con Corea del Sur, con los propios estadounidenses. Entre éstos hay empresas que ni siquiera llevan a cabo ventas al gobierno.
Sobre la supuesta reunión de empresarios con Ricardo Anaya en la que le pidieron tender la mano a José Antonio Meade para que ‘unan fuerzas’ en contra de AMLO, otro empresario me comentó: “Lo que AMLO llama complot, nosotros lo llamamos libre asociación” sin confirmar ni negar dicha reunión.
En este pleito, AMLO parece confundir el esfuerzo que todos queremos que se haga de acabar con la corrupción, con dañar o acabar con la clase empresarial mexicana.
APOSTILLA: En el programa Tercer Grado, mi compañero Leo Zuckermann cuestionó que AMLO llamara traidor a su hermano Arturo López Obrador cuando éste decidió apoyar al PRI en la elección en Veracruz en 2016, en lugar de al candidato de Morena. Llamar traidor al que no piensa como tú es no ser un demócrata, le dijo Leo. A lo que AMLO respondió que la patria es primero. Que él está conduciendo un movimiento de transformación. Que él es demócrata, pero que antes que la familia va el proyecto. Proyecto que, aunque AMLO diga lo contrario, no permite cabida para quienes piensan diferente.